Posición filosófica crítica, que considera a la materia como principio, origen y causa de todo lo existente. El término fue utilizado por primera vez en 1647 por Robert Boyle y fue adoptado por los philosophes de la Ilustración en el siglo XVIII para designar su posición naturalista en física y fisiología, su crítica radical a la religión, su moral hedonista y su oposición a las convenciones educativas y morales del Antiguo Régimen. El materialismo filosófico clásico sufrió los efectos del criticismo de Kant y del idealismo a lo largo del siglo XIX como lo prueba en Alemania la llamada «disputa del materialismo» (Materialismusstreit), que provocó la consolidación de distintas variedades de materialismo: fisicalista, fenomenista, moral, histórico, dialéctico, etc. Es imposible dar cuenta de las variedades teóricas del materialismo, que se han ido multiplicando en el siglo XX a medida que se iba refinando nuestro conocimiento científico de la materia y del universo. Sin embargo, el carácter originario e inderivable de la materia estuvo asociado desde la Antigüedad con el atomismo cosmológico. Desde que los átomos dejan de ser «indivisibles» y no figuran como los últimos componentes de la realidad, el materialismo cobra un aspecto más metodológico y en todas sus variedades subraya la primacía ontológica de la materia frente al espíritu y la prioridad del conocimiento científico frente a otros tipos de conocimiento: religioso, místico o extrasensorial.
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Hidalgo Tuñón, A. (2023). Materialismo filosófico. Eikasía Revista de Filosofía, (2). https://doi.org/10.57027/eikasia.2.645
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