Calderón de la Barca estrenó algunos autos sacramentales en Toledo, pero nunca fueron representados en el interior de la catedral, como había sucedido durante siglos. Por el contrario, su escenario fue un tablado en la plaza pública, frente al Ayuntamiento de la ciudad. Años antes, entre 1614 y 1617, y después de un intenso debate, los canónigos de la catedral habían decidido romper con la tradición y expulsar a los autos del interior del templo. Este hecho no es una simple anécdota, sino que refleja un interesante cambio en las mentalidades y en las formas de entender la religiosidad y la fiesta. Los autos fueron un elemento esencial de la fiesta del Corpus; en el siglo XVII, sin embargo, ya no se consideraban apropiados a los espacios sagrados; finalmente, en el siglo XVIII, fueron definitivamente prohibido
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Martínez Gil, F. (2006). La expulsión de las representaciones del templo (los Autos Sacramentales y la crisis del Corpus de Toledo, 1613-1645). Hispania, 66(224), 959–996. https://doi.org/10.3989/hispania.2006.v66.i224.26
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