Introducción Para introducirnos en los elementos teóricos de la investigación, examinemos una definición de bioética, consignada en la primera edición de la "Enciclopedia de Bioética" de Warren Reich. Ella hace mención a "una conducta que es examinada a la luz de los principios y valores morales", afir-mación que generó mucha polémica y crítica y obligó al autor a revisarla en la segunda edición, en 1995: la bioética, según esta revisión, es el estudio sistemático de las dimensiones morales-incluidas la visión axiológica, las decisiones, la conducta, las líneas de acción y políticas-de las ciencias de la vida y los cuidados sanitarios, con el empleo de una variedad de metodologías éticas, en un planteamiento interdisciplinar(1). En el artículo 5° de la Declaración Universal so-bre Bioética y Derechos Humanos, promulgada por la UNESCO en 2005, se menciona la auto-nomía y la responsabilidad, lo que implica res-petar las libertades fundamentales de la persona, en su facultad de adoptar decisiones, asumiendo la responsabilidad del individuo y respetando la autonomía de los demás(2). Los paradigmas médicos surgidos desde la época del Renacimiento se redujeron al estudio de la en-fermedad como proceso patológico, en un cuerpo objetivado y despersonalizado; en consecuencia, la relación médico-paciente se deshumanizó, con lamentables consecuencias que se hicieron evi-dentes hasta la segunda mitad de siglo pasado. Esto llevó a aceptar con rapidez el concepto de bioética, para aplicarlo especialmente en el que-hacer profesional, con el surgimiento de una nue-va mentalidad o, si se quiere, paradigma antro-pológico en esencia y antropocéntrico en forma. Sin duda, este giro parece ser mas ajustado a la dignidad de los seres humanos y a la calidad de los actos médicos y de los otros profesionales de la salud que atienden a los enfermos. Introduce también el asunto de los derechos humanos y, en-tre ellos, la obligación del autocuidado, que debe-rá ser materia importante en la formación integral de las futuras generaciones(3). Reconocer la dignidad humana es reconocer el valor intrínseco de cada ser humano, lo que im-plica respeto, solidaridad y libertad, como ele-mentos substanciales de lo que Adela Cortina llama, "crecer en humanidad": "La razón de la dignidad pone de relieve el tema kantiano de la preponderancia de las emociones racionales, que ofrece el criterio sobre la naturaleza de tal axioma: dignidad es explicitar siempre la condición de ser racional, lo que denota la decencia que significa no encubrir esa condición con actos de acuer-do, porque tienen criterios que las subordinan y degradan. Por tanto, si el ser humano asume esa decencia es en primera instancia ante él mismo una persona merecedora de respeto. Si además esa decencia es exteriormente apreciada, entonces ese respeto puede ser compartido por los demás y es un garante de las relaciones entre los seres pensantes. En consecuencia, los juicios dignidad y respeto son correlatos para Kant. La dignidad se transforma en un derecho moral básico, que garantiza al ser racional respeto para consigo mismo y respeto para los demás. En este sentido, se habla de obligaciones mutuas. Del postulado inicial acerca del valor intrínseco de los seres humanos se derivan deberes en el trato con los congéneres. Se asume que si todos poseen un valor sustancial, deben ser reconocidos como tales por los demás. A su vez, ellos están obligados a actuar de conformidad con ese supuesto"(4). Los planteamientos anteriores invitan a reconocer uno de los fundamentos con que se constituye la columna vertebral de la bioética, como es el reco-nocimiento, la aceptación y el respeto activo de la dignidad de la vida y, de manera consubstancial, la dignidad humana como premisa que robuste-ce el tono moral. De tal manera, tal fundamento permea las elecciones, decisiones y conductas en el actuar cotidiano que entraña la responsabilidad, entendida como conciencia de las consecuencias que, para bien o para mal, se derivan de toda las actuaciones humanas. El segundo tema a revisar en el marco teórico de la investigación corresponde al autocuidado, en-tendido como la capacidad que debe desarrollar cada individuo, durante su proceso vital, en aras de promover, proteger y mantener la vida y la sa-lud para lograr una buena calidad de vida, en el cumplimiento de un proyecto de desarrollo hu-mano armónico.
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Franco Peláez, Z. R., & Duque Escobar, J. A. (2015). La bioética y el autocuidado de la salud: imperativos para la formación integral en la universidad. Acta Bioethica, 21(1), 37–44. https://doi.org/10.4067/s1726-569x2015000100005
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