Identidad de la Odontología

Abstract

Desde que éramos jóvenes alumnos, allá por los años cincuenta, nos repetían que la odontología se definía como la ciencia y el arte de atender los problemas de salud de la boca. Ahora que tantas cosas han cambiado, entre ellas la noción de identidad, resulta necesario revisar la vieja definición y determinar si realmente corres-ponde a lo que la sociedad espera de la profesión. El diccionario de la Lengua Española de la Real Academia de la Lengua tiene numerosas acepciones para los vocablos "ciencia" y "arte" Al parecer, tales acepciones no alcanzan para dar cuenta de la real identidad de la odontología. En la actualidad, tanto ciencia como arte tienen una connotación ligada a la originalidad, que en la ciencia corresponde al descubrimiento y en el arte a la creación. Ambos términos, cuando se refieren al quehacer de la odontología, corresponden a los medios e instrumentos con los cuales la profesión resuelve los problemas de la salud bucal. En efecto, se utilizan conocimientos científicos y se hace uso de destrezas; pero el fin crítico por el cual existe no es producir conocimiento ni crear un objeto de arte original. El objeto final de la profesión tiene que ver con la atención de la salud del ser humano y de la sociedad. Es una profesión que sirve las necesidades de salud de las personas y colectividades y por lo tanto es una profesión de servicio. Vemos pues que la vieja definición se queda en los instrumentos de la profesión-ciencia y arte-en lugar de referirse al objeto de la profesión. Una cosa es lo que es en relación con su naturaleza y objeto; la naturaleza, que en este caso es el servicio y el objeto: la persona humana y la sociedad. Como quiera que la definición tradicional se queda en lo instrumental, le da con ello una identidad ligada a los procedimientos, ocultando su verdadera naturaleza y destino que es el servicio. Podría pensarse que estas reflexiones en torno a la identidad de la odontología son de poca importancia práctica. Sin embargo, centrarla en la ciencia-referida restringidamente a lo biológico-y al arte de reprodu-cir o copiar la naturaleza, lleva a los currículos odontológicos a limitarse a los conocimientos biomédicos y al desarrollo de destrezas manuales para imitar la forma, color y relaciones de las piezas dentarias o para corregir sus defectos. Las humanidades, las ciencias sociales, la psicología y la formación estética reciben solo atención marginal, siendo que es en esos campos donde se enraíza la identidad de la profesión. Una de las consecuencias de la estrechez de tal enfoque es el diferente prestigio social que tiene la odontología frente a otras profesiones. Considero que una redefinición de la profesión, como servicio que hace uso de ciencia y tecnología, sirve a la construcción de su identidad, contribuye a elevarla en la escala del prestigio social y conduce a modificar los currículos para orientar la formación del odontólogo según una más amplia concepción de la salud, de la sociedad y del mundo, en procura de una auténtica formación de nivel universitario. Con esta renovada dirección en su formación, no tardaría el nuevo odontólogo en acceder a posiciones de liderazgo en el campo de la salud pública y del desarrollo social en su más amplia acepción.