La confusión terminológica es, a juicio del autor, una de las primeras causas del desenfoque general del XVIII español. En este articulo se pone en cuestión la validez universal del término despotismo ilustrado", enfrentándolo con lo que fue una de sus limitaciones: el "absolutismo regio". Como se prueba, los reyes no fueron déspotas, ni ilustrados; igual que los ministros los más modernizadores del Estado, los plebeyos que lo necesitaban para legitimarse) no fueron absolutos sino déspotas, y por supuesto ilustrados (es decir pragmáticos, técnicos, algo diametralmente opuesto a la óptica cristiana y resignada del Barroco y la Decadencia). A base de la revisión de algunos de los temas recurrentes del siglo, el autor enfrenta al rey absoluto (Carlos III) con los servidores del Estado que utilizaron el despotismo ilustrado, un enfrentamiento dialéctico que responde, en suma, al que pusieron en práctica los Grandes y la Iglesia, principales puntales de la monarquía absoluta y contrarios al terrible pecado del despotismo.
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Gómez Urdáñez, J. L. (2002). El absolutismo regio en España durante la Ilustración. Brocar. Cuadernos de Investigación Histórica, (26), 151. https://doi.org/10.18172/brocar.1859
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