Prescribiendo ejercicio físico en períodos de cuarentena por COVID-19: ¿Es útil la autorregulación perceptual en niños?

Abstract

Prescribiendo ejercicio físico en períodos de cuarentena por COVID-19: ¿Es útil la autorregulación perceptual en niños? Dosing physical exercise intensity during the COVID-19 quarantine: Does perceptual self-regulation work in children? Sr. Editor La pandemia por coronavirus (COVID-19) apare-cida inicialmente en China (Wuham) el pasado mes de diciembre 2019 se ha transformado en el principal problema de salud pública en el mundo, con 1.249.107 casos diagnosticados y una tasa de letalidad de 5,4% al momento de escribir esta carta (5 de abril de 2020) 1. En este contexto, los gobiernos de diversos países han debido tomar medidas protectoras para proteger a la población. En el caso de Chile, el gobierno ha imple-mentado medidas progresivas y prudentes basadas en la dinámica epidemiológica de la pandemia, promo-viendo el distanciamiento social mediante la reducción de viajes, solicitando a las personas permanecer en sus casas, cerrando escuelas y lugares de alta concentra-cion. Inevitablemente, todas estas medidas protectoras promueven el comportamiento sedentario de las per-sonas, lo cual se asocia entre otros efectos, con un dete-rioro del estado fisico y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Es sabido que la condición física se reduce de forma precoz una vez que la vida sedentaria se establece, con consecuencias fisiopatológicas que incluyen la pérdi-da de masa muscular, obesidad, insulino-resistencia, disfunción endotelial, entre otros 2. Por consiguiente, resulta perentorio promover acciones para prevenir las complicaciones secundarias a la inactividad física, mientras se respetan las medidas de cuarentena y aisla-miento establecidas por la autoridad. Una correcta regulación de la intensidad es esencial para gatillar efectos positivos inducidos por el ejerci-cio físico (EF). Los métodos clásicos son basados en porcentajes del consumo de oxígeno máximo (o peak), la frecuencia cardíaca (FC) máxima o de reserva. No obstante, esos métodos requieren condiciones técnicas que dificultan su aplicación en el hogar. En este con-texto la percepción del esfuerzo (PE) surge como una alternativa sencilla y adecuada para regular con exac-titud la intensidad del EF, sin la necesidad de recursos técnicos. La PE corresponde a la percepción subjetiva del esfuerzo proveniente de los cambios fisiológicos que sufren los sistemas: cardiovascular, muscular y meta-bólico durante el ejercicio. De manera interesante, una de las principales ventajas de esta variable surge de la posibilidad de autorregular el esfuerzo mediante méto-dos que permiten la traducción física de un fenómeno perceptivo, como es la PE (por ejemplo: mediante el empleo de una escala de categorías), lo cual ha motiva-do la construcción de diversos instrumentos de valora-ción que han sido adaptados y validados en población infantil 3. En nuestro país la escala EPInfant fue desarrolla-da y validada en niños, a partir de los 8 años de edad, mostrando adecuadas propiedades de medición que han permitido su recomendación y utilización en el contexto clínico, educacional y recreacional 3. En esta línea, nuestro grupo ha publicado recientemente dos artículos en los que se demuestra la efectividad de las estrategias perceptuales para autorregular la intensidad del ejercicio en niños, entre 8 y 12 años. Es así como Rodríguez-Núñez y cols. 4 , mediante un ensayo de re-gulación perceptual, demostraron que las categorías perceptivas 6 y 9 de la escala EPInfant reproducen in-tensidades que alcanzan una FC de 163,5 y 176,2 lat/ min, respectivamente, con niveles moderados a altos de confiabilidad. Más tarde Hernández y cols. 5 , me-diante una prueba denominada "Talk Test", demostra-ron por primera vez en niños entre 8 y 12 años, que la capacidad para verbalizar palabras en voz alta por 30 segundos durante el ejercicio (ej. 31 primeras palabras del himno nacional de Chile), se relaciona estrecha-Correspondencia: Iván Rodríguez-núñez ivanrodriguez@udec.cl Cómo citar este artículo: Rev Chil Pediatr. 2020;91(2):304-305.