Nuestro país afronta hoy en día el primer proceso de reforma política en lo que va del siglo xxi. A diferencia del precedente más cercano (en la década de los noventa), este proceso ahora se da dentro de un Estado de derecho, que a su vez comulga con esta frágil democracia peruana que, en rigor, se identifica con el prototipo de democracia imperfecta latinoamericana. Con esta reforma se persigue una mayor institucionalidad de nuestro precario sistema político. En ese sentido, hemos experimentado tres olas reformistas en lo que va del 2016 al 2020. Dos de estas tienen un origen institucional (comisiones de trabajo creadas especialmente desde el Parlamento y el Poder Ejecutivo para tratar el tema de la reforma) y la tercera proviene de una iniciativa no institucional (propuestas de reformas constitucionales presentadas por el expresidente Martín Vizcarra en julio del 2018). No obstante, quedan algunas dudas sobre su aplicación en el futuro si tenemos en cuenta que las leyes aprobadas por la reforma no han podido ser aplicadas para las pasadas Elecciones Congresales Extraordinarias 2020 y las próximas Elecciones Generales 2021, ni tampoco se ha concluido con el proceso de reforma política a la fecha. En ese contexto, surge la necesidad de finiquitar este proceso de reforma política y, a su vez, replantear algunos aspectos en torno a la necesidad de mantener la no reelección inmediata de autoridades nacionales y subnacionales, quedando en el tintero la posibilidad de permitir hasta una reelección inmediata sin posibilidad de reelección futura.
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Tello Alfaro, J. A. (2021). Un proceso de reforma política ad portas del Bicentenario. Ius et Praxis, (052), 43–70. https://doi.org/10.26439/iusetpraxis2021.n052.5015
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