Este artículo pretende evidenciar la desigualdad educativa territorial que existe en Colombia, en especial, en el marco de la coyuntura de la emergencia sanitaria nacional por causa del coronavirus COVID-19, declarada mediante resolución 385 del 12 de marzo de 2020 por el Ministerio de Salud y Protección Social y de conformidad a lo manifestado en la circular 20 del Ministerio de Educación Nacional, por tanto, se pretende problematizar el “modelo de alternancia” propuesto por el gobierno nacional. Este artículo pretende abrir opciones para repensar a los sujetos que van a la escuela -estudiantes y docentes- como lo plantea Southwell (2014): “los múltiples modos en que los sujetos enseñantes asumen, viven y piensan su tarea, y los problemas, desafíos y utópicas que se plantean en torno de ella” (p. 166). Por tanto, el modelo de la alternancia presenta la posibilidad de una relación multidimensional, y se espera que este texto sea un disparador para conversaciones entre los hacedores de la política pública y los sujetos que asisten a las instituciones educativas como una oportunidad para debatir y comprender “el orden social” (Ranciére, 2018). En suma, la ruta de este articulo plantea un interrogante para abrir diálogos en el sistema educativo del centro y la periferia ¿Cuáles son esos artefactos que posibilitaran traspase de la sinrazón no igualitaria?, en términos de Ranciére (2018): “el amor a la dominación obliga a los hombres a protegerse unos de otros, en el seno de un orden convencional que no puede ser razonable porque no está hecho más que de la sinrazón de cada uno” (p. 134). El texto se organizó en dos grandes apartados. El primero de ellos, busca hacer una presentación somera que describe y ubica geográficamente a dos municipios en Colombia- Bogotá y Arauca-, al parecer muy disimiles por la extensión y la ubicación geográfica que aplican los mismos indicadores que da cuenta de los discursos hegemónicos que han estado presente en el continente latinoamericano y que han socavado la libertad en términos de Ranciére (2018): “es más cómo compararse, establecer el intercambio social como ese truque de gloria y desprecio en donde cada uno recibe superioridad en contrapartida de la inferioridad que confiesa. Así la igualdad entre seres razonables vacila en la desigualdad social” (p. 134). En un segundo apartado, se plantea que la alternancia plantea una medida desde una mirada univoca perdiendo de perspectiva la riqueza que da el entramado social del sistema de educación en Colombia y pone sobre la mesa una oportunidad para abrir mundos y caminos distintos para cumplir con la permanencia escolar y establece un desafío para familias, docentes, niños y jóvenes en la ampliación de estrategias en clave de la concepción de la justicia como un asunto ético de la sociedad colombiana que no pierda de vista la educabilidad capaz de producir desarrollos según las características singulares de los sujetos (Martinis, 2016).
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Herrera Monsalve, D. Y. (2024). El modelo de la alternancia y la desigualdad educativa territorial en la educación en Colombia. Revista Internacional de Pedagogía e Innovación Educativa, 1(2), 61–86. https://doi.org/10.51660/ripie.v1i2.38
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