El concepto de “Medicina basada en evidencias”, que ha adquirido mayor trascendencia en el transcurso de los últimos años, se apoya en el postulado de que la enseñanza y la práctica clínica de la medicina, así como la definición de las políticas de salud a nivel poblacional, deben estar respaldadas por evidencias científicas sólidas, que demuestren que existe una adecuada relación entre los beneficios y los potenciales inconvenientes asociados con la implementación práctica de cualquier intervención preventiva, diagnóstica o terapéutica. Lamentablemente, en la realidad muchas de las acciones usuales en la práctica médica no cumplen con esas condiciones, lo que puede resultar en una utilización inapropiada de los recursos disponibles y en la exposición de los pacientes a riesgos innecesarios. La “medicina basada en evidencias” parte de un análisis crítico exhaustivo de los diversos estudios clínicos que hayan evaluado una cuestión específica, con el fin de identificar la evidencia de mayor calidad y solidez científica disponible, y a partir de ahí, realizar una cuantificación que permita establecer si la balanza de los beneficios y de los riesgos justifica su aplicación clínica. Además, es un proceso dinámico, cuyos resultados pueden irse modificando paulatinamente, con el objetivo de mejorar la atención médica, a medida que surgen nuevas evidencias de calidad. El caso de las cifras meta de presión arterial usadas en el tratamiento de la hipertensión arterial, es un tópico que ha sido sometido en años recientes al proceso de análisis de las evidencias; como resultado, han ocurrido cambios e implicaciones a nivel clínico y académico, y sirve de ejemplo para ilustrar el proceso descrito.
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Quesada, J. A. A. (2020). Medicina basada en evidencias: el caso de las cifras meta de presión arterial. Acta Médica Costarricense, 59(3). https://doi.org/10.51481/amc.v59i3.966
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