Evidentemente no es tarea fácil porque lo que los clásicos han llamado siempre “historia\rclínica”, es una obra de marquetería en la que hay que encajar muchas piezas. A veces los\rterapeutas hemos creído que el arte residía en tener mucha información sobre la familia,\rolvidando que lo fundamental está en saber compendiar en una buena síntesis el conjunto de\relementos que nos proporcionan los pacientes cuando nos piden ayuda. Estos, agobiados\rpor sus pesares y dolores, nos dan mucha información porque para ellos todo es “importante”\ry “urgente”. Es natural. Saber encajar esta demanda no es fácil porque corremos el peligro\rde querer armonizar todo lo que ponen ante nuestra mirada, sin saber que en esa\rcomplejidad se encierran muchas contradicciones. El buen “clínico” ha de saber elegir lo que\res ”prevalente” entre todo lo “importante y urgente”. Con esas piezas puede construirse el\rarmazón del diagnóstico inicial que marcará las pistas a seguir y los objetivos a conquistar.
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José, P., & González, A. R. (1989). Factores de la personalidad. Educación y Desarrollo. , 1(1), 12–18. Retrieved from file:///C:/Users/Nandito/Desktop/PSICOLOGIA/La personalidad y madurez.pdf
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