El interés en describir la asociación entre cáncer y nutrición surgió de Hipócrates y evolucionó lentamente con el tiempo. Los médicos atribuyeron propiedades positivas o negativas a diferentes alimentos o a sus componentes a partir de la evidencia científica limitada disponible hasta el momento. Por esta razón, entre los siglos XIII y XIX, el arsénico, el cianuro, el carbonato de potasio, e incluso el consumo de lagartijas sin piel (sin cabeza ni cola), fueron recomendados por los médicos como una forma para tratar el cáncer. A principios del siglo XIX, algunos médicos aconsejaban períodos de hambre acompañados de flebotomías y dietas estrictas que aumentaban la desnutrición. Para evitar el cáncer en el siglo XX, los médicos aconsejaron limitar el consumo de carne en general, siguiendo una dieta vegetariana, como también evitar el consumo excesivo de alimentos y bebidas alcohólicas. Además, durante ese tiempo, los médicos consideraron los alimentos de manera simplista, sin comprender la complejidad de la naturaleza multifacética de la nutrición. Por ejemplo, la carne fue satanizada categóricamente atribuyendo los efectos negativos al contenido de proteínas, sin tener en cuenta la cantidad de grasa animal, sus procesos de conservación y preparación como el salado, ahumado, asado o fritura de la carne. Es evidente que desde el período de industrialización varios factores parecen contribuir al aumento del riesgo de cáncer, como el exceso de consumo de alimentos, la adición de aditivos y conservantes, el aumento de la densidad calórica de los mismos por el alto contenido de azúcar y de grasas saturadas. A lo largo del tiempo, los científicos han sugerido que el estreñimiento es un factor de riesgo significativo de cáncer y han recomendado una mayor ingesta de frutas, verduras y cereales integrales. La exhaustiva investigación de Hoffman sobre las estadísticas del cáncer y los relatos históricos de la relación entre el cáncer y la dieta es notable, aunque la omnipresencia del racismo y la supremacía blanca en sus escritos eclipsa gran parte de su trabajo. Estos hallazgos sugieren que los factores ambientales y nutricionales juegan un papel predominante en la etiología del cáncer en humanos.
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Savino Lloreda, P. (2021). Historia de la nutrición y el cáncer desde Hipócrates hasta el siglo XIX. Medicina, 43(1), 214–232. https://doi.org/10.56050/01205498.1596
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