Derivas urbanas: la ciudad extrañada

  • Paez i Blanch R
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Resumen / Abstract pág 51 | Bibliografía pág 53 "La elaboración de mapas psicogeográficos, (...) puede contribuir a clarificar ciertos desplazamientos de carácter no precisamente gratuito, pero sí absolutamente 'insumiso' a las influencias habituales. " 1 Este artículo presenta una serie de cartografías urbanas que documentan la ciudad en función de una acción concreta: una deriva. Los mapas resultantes ponen de manifiesto una relación intensa con la ciudad a partir de una vivencia concreta donde la ciudad es tratada simultáneamente como material y como soporte de investigación. El objetivo implícito de todos estos experimentos es mostrar la reorientación radical que sufre la ciudad cuando es apelada desde un interés o una voluntad concretas. Mostrar la plasticidad del fenómeno urbano a través de mapas que tensionen las imágenes que tenemos de la ciudad tiene un doble sentido. En primer lugar multiplicar las perspectivas a través de las cuales percibimos y construimos mentalmente la ciudad: un mundo plural requiere imaginerías plurales. En segundo lugar, abrir nuevos caminos a la transformación de la ciudad, tanto a nivel físico como a nivel de uso: nuevas narrativas urbanas promueven nuevas prácticas urbanas. Modos de deriva El concepto de deriva, acuñado por Guy Debord en los años cincuenta, ha superado su marco de referencia original y se ha convertido en un concepto clave para entender múltiples prácticas urbanas, tanto anteriores como posteriores a la su conceptualización inicial. Si la entendemos de manera amplia, 2 la deriva es una práctica de conocimiento e interacción con la ciudad basada en recorrerla siguiendo lógicas no-habituales, ya sean azarosas o construidas. La historia de la deriva es larga y ya ha sido estudiada ampliamente. 3 Sin entrar en disquisiciones de gran calado, vale la pena recordar que la práctica de la deriva proviene de la flânerie, un tipo de pasear ocioso, simultáneamente distraído e inquisitivo, que aparece con la modernidad. A mediados del siglo XIX, a causa de la expansión de las grandes ciudades de la primera industrialización, la ciudad se entiende, por primera vez en la historia, como un mundo donde es posible perderse. La ciudad, transformada en autentica naturaleza urbana 4 , aparece como un lugar de descubierta. Es en este marco de simultánea fascinación e incomprensión de la urbe industrial donde los flâneurs inician las primeras proto-derivas. A pesar de todo, no es hasta los años veinte que recorrer la ciudad aparece como una actividad obstructiva-creativa consciente y voluntaria. 5 En el período de Entreguerras y muy especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, la deriva se entiende como un modo de desobjetivización de una ciudad que se ha convertido en un campo totalmente dominado por el capital. La deriva es una de las técnicas que se usan para buscar agujeros en una realidad monolítica caracterizada por la alienación, la trivialidad y el ennui. 6, 7 Dentro de la historia de la deriva se pueden distinguir dos grandes momentos, separados por la experiencia de la Internacional Situacionista.

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Paez i Blanch, R. (2014). Derivas urbanas: la ciudad extrañada. Rita_, (1), 120–129. https://doi.org/10.24192/2386-7027(2014)(v1)(10)

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