El ataque con gas sarín del 4 de abril de 2017 a la ciudad de Jan Seijun, en el norte de Siria, dejó un saldo de 83 muertos, 20 de ellos niños, y al menos 560 afectados. (El Mundo, 2017). Este episodio reabrió la discusión internacional sobre las armas químicas. Los últimos antecedentes registrados de este tipo de incidentes son Alepo en marzo de 2013 y Damasco en abril de 2013. (El País, 2013). El uso de contaminantes químicos, biológicos y nucleares con fines bélicos se conoce como guerra QBN. La lista de sustancias potencialmente peligrosas utilizadas a tal fin es relativamente corta, pero estos agentes, una vez diseminados, tienen la capacidad de causar una gran cantidad de víctimas. (Kortepeter et al. 1999). La defensa contra este tipo de agresiones se basa en la detección, monitoreo, neutralización y aislamiento de estos agentes. Los agentes químicos y biológicos pueden ser dispersados en el aire que respiramos, en el agua que tomamos, o en las superficies con las que tenemos contacto. Los métodos de dispersión pueden ser tan simples como la apertura de un contenedor, el uso de dispositivos de dispersión hogareños (jardinería), o elaborados como la detonación de un explosivo. (Gob. De Canadá, 2008). Los modernos sistemas misilísticos han incrementado la efectividad del ataque, reduciendo los tiempos para tomar las medidas de protección adecuadas y disminuyendo la cantidad de agente químico requerido para ocasionar el efecto que se busca. (Pietrobelli, 2003).
CITATION STYLE
Lopez Sardi, E. M., García, B. N., & Picicelli, R. (2017). DETECCIÓN DE AGENTES QUÍMICOS. Ciencia y Tecnología, 1(17), 46. https://doi.org/10.18682/cyt.v1i17.691
Mendeley helps you to discover research relevant for your work.