EdItORIaL Con fecha 1 de enero de 2019 asumo la presiden-cia de nuestra Sociedad Chilena de Pediatría y en ese contexto es que entrego esta editorial. Agradezco al Comité Editorial de Revista Chilena de Pediatría, que ha tenido la gentileza de invitarme a entablar comuni-cación con sus lectores. Aunque mi especialidad es la Gastroenterología In-fantil, no por ello he olvidado mi rol de Pediatra en mi relación con los niños, su crecimiento y desarrollo y sus familias. Por ello, he elegido un tema que más bien parecería apto para un pediatra neurólogo o educado-res infantiles o psicólogos. Sin embargo, lo he preferido porque es un tema transversal y porque, querámoslo o no, los pediatras somos los intermediarios entre los padres, los niños y las ciencias que nos ilustran sobre las bases de la crianza, orientada a lograr un desarrollo armonioso en lo cognitivo, lo emocional, sociabilidad, resiliencia y otras características. El sistema nervioso humano no es muy diferente al de otras especies y es consecuencia de un comple-jo desarrollo evolutivo por medio del cual la especie ha adquirido las habilidades para adaptarse al medio y sobrevivir. Todas las partes del cerebro humano son importan-tes e interactúan en íntima relación. En la parte posterior del lóbulo parietal se procesan las informaciones táctiles y se crean representaciones corporales tridi-mensionales. En el lóbulo occipital se procesan las in-formaciones visuales, incluyendo colores y movimien-tos. El lóbulo temporal contiene áreas responsables de procesar las señales auditivas y sociales y, también, es-tructuras subcorticales importantes para el aprendizaje, la memoria y las emociones. Se le conoce como sistema límbico, que incluye el hipocampo y la amígdala. El prosencéfalo es la puerta de entrada de todas las seña-les y regula procesos sensoriales y motores, esenciales para la planificación y el control del comportamiento. El mesencéfalo procesa percepciones y reacciones sen-soriales de bajo nivel y desempeña un papel relevante en la motivación; mientras que el romboencéfalo ejer-ce el control de funciones básicas; como la respiración y latidos cardiacos, además de tener rol destacado en el equilibrio y el aprendizaje motriz. De los cuatro ló-bulos, los frontales son los más grandes. Las áreas del lóbulo frontal están asociadas con una serie de procesos que van desde el control motor hasta "funciones eje-cutivas" tan complicadas como la planificación y toma de decisiones. En la parte posterior del lóbuloparietal se sitúan el procesamiento de las informaciones táctiles y la creación de representaciones corporales tridimensio-nales. En el lóbulo temporal se efectúa el procesamiento de las señales auditivas y sociales. El sistema subcortical-hipocampo y amígdala-participan en el aprendizaje, la memoria y las emociones. El movimiento corporal es controlado por la corte-za motora, los ganglios basales y el cerebelo. Correspondencia: teresa alarcón O.
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Alarcón O., T. (2019). Neurodesarrollo en los primeros 1.000 días de vida. Rol de los pediatras. Revista Chilena de Pediatría, 90(1), 11. https://doi.org/10.32641/rchped.v90i1.1035
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