El presente volumen se ha propuesto dos objetivos principales: investigar la relación entre la alimentación y el nacionalismo, que se ha descuidado en gran medida en el estudio del nacionalismo, y demostrar que el eje "alimentación y nacionalismo" proporciona un ángulo útil para estudiar la política a varios niveles. En nuestra Introducción hemos argumentado que ya es hora de que la relación entre alimentación y nacionalismo se tome en serio en el estudio de la política en general y del nacionalismo en particular. La comida es esencial para la vida y, como tal, es importante de muchas maneras: sostiene literalmente la vida; está impregnada de significados; es altamente simbólica y emotiva; y, por tanto, es altamente política, como han argumentado varios antropólogos. La comida ocupa un lugar destacado en la política: en la definición de los problemas que son importantes para una sociedad ("es parte de nuestro patrimonio cultural comer carne de perro y, por tanto, los extranjeros no deberían entrometerse en ella"); en la disputa por el poder y los valores en público, como se ve en el intento sionista de crear nuevos judíos a través de la dieta y las respuestas a veces hostiles a la misma; y en "la asignación autorizada de valores, derechos y deberes para la comunidad en su conjunto", como se ve en la concesión de una Indicación Geográfica por parte de la Unión Europea (Huysmans, 2005: 75). Por otra parte, la política actual está impregnada de la ideología del nacionalismo como visión del mundo centrada en la nación.
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Ichijo, A., & Ranta, R. (2016). Conclusion: Food, Nationalism and Politics. In Food, National Identity and Nationalism (pp. 164–170). Palgrave Macmillan UK. https://doi.org/10.1057/9781137483133_9
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