El objetivo de este artículo es analizar y valorar la importancia de la enseñanza y el aprendizaje de la historia para la construcción del futuro personal y social de los niños y niñas, de la juventud de nuestras sociedades democráticas. En primer lugar, presentaré el papel que algunos historiadores otorgan al futuro como telón de fondo de las investigaciones sobre el pasado. En segundo lugar, me centraré en aquellas ideas y aquellas propuestas curriculares y educativas pensadas fundamentalmente desde la didáctica de la historia que miran al futuro como el objeto privilegiado la enseñanza de la historia. Y concluiré con la presentación de algunas propuestas curriculares en las que he intervenido y de algunos materiales de los que soy autor, o coautor, en los que las relaciones pasado, presente y futuro son uno de los ejes vertebradores.El principal valor educativo de la enseñanza de la historia consiste en dotar a los niños y a las niñas y a la juventud de los conocimientos y de las competencias necesarias para ubicarse en su mundo, comprender lo que sucede en él, tener instrumentos teóricos para poder interpretar y valorar lo que sucede, sus antecedentes y sus consecuencias, y para, en definitiva, comprometerles en la construcción de su futuro personal y social. El futuro es el auténtico motor de la historia, el que nos hace tomar decisiones desde un presente que, a su vez, como es sabido, es el resultado de otras decisiones tomadas en el pasado, es decir cuando el presente era futuro.
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Pagès, J. (2019). Enseñar historia, educar la temporalidad, formar para el futuro. El Futuro Del Pasado, 10, 19–56. https://doi.org/10.14516/fdp.2019.010.001.001
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