Belleza y cirugía estética: consideraciones psicológicas y morales

  • Hontanilla B
  • Aubá C
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Abstract

La belleza según Santo Tomás de Aquino es aquello cuya contemplación agrada. Esta palabra significa aquel raro conjun-to de perfecciones y prendas que encadenan nuestra imagina-ción, sin que nos sea dado definir la sensación que nos impri-me, ni determinar la naturaleza y el origen del placer que nos causa 1. En la práctica la belleza es más fácil de reconocer que de definir. Si consideramos sólo la belleza de las personas ésta puede caracterizarse como una valoración atractiva del indivi-duo influenciada por valores culturales. Históricamente el valor de la belleza en los asuntos humanos surgió con la llegada de la escritura. Platón entendía que ser bello es uno de los tres de-seos de cada individuo, los otros dos eran la salud y la riqueza adquirida por métodos honestos. Aristóteles decía que "la belle-za es la mejor introducción que ninguna otra carta de recomen-dación" 2. La medición formal de la belleza es una empresa hu-mana que tiene antecedentes históricos. Los griegos fueron los primeros en apreciar la perfección estética en términos numé-ricos de simetría y proporciones. Más tarde, los europeos acep-taron las proporciones ideales del tamaño del brazo, del torso y las medidas faciales expresadas en las esculturas clásicas como una representación tridimensional de una forma humana ideal. Durante el renacimiento Durero desarrolló un sistema de pro-porciones físicas con las cuales dividía la cara en cuadrantes o tercios y, a modo de ejemplo, refería que el tamaño de la nariz y la oreja debían de ser de igual longitud 3. Así, la belleza es representada en términos de simetría y era definida por medio de razones inmutables. Sin embargo, las proporciones fijas no son esenciales para definir la belleza y las bases propuestas aparecen menos frecuentemente en individuos que son conside-rados como bellos. De esta manera, la belleza no puede ser reducida a simples razones de simetría, pero tampoco se trata de un mero accidente de la naturaleza. Más aun, la belleza del cuerpo contribuye a potenciar el lenguaje de la persona y es un componente esencial para su identidad. La existencia de la belleza es al menos un nivel de adap-tación para asegurar la supervivencia de las especies. Así, las personas bellas podrían aparecer aparentemente como indivi-duos sanos y capaces de reproducirse 4-5. Por tanto, la belleza podría considerarse como un patrón de ausencia de enfermedad 6. De hecho, en aquellas culturas con alta prevalencia de enfer-medades, el atractivo físico es lo más vital en la selección de la pareja 7. Las diferencias en los estándares de belleza para los hom-bres y las mujeres también pueden estudiarse en términos de argumentos evolutivos. El tamaño y el poder muscular entre los hombres indican que ellos necesitan obtener y defender la co-mida. Una mujer joven es percibida como bella porque aparen-temente podría ser nulípara y por tanto fértil 8-10. Sin embargo, la belleza no está tanto en los ojos sino en los circuitos cerebra-les del que observa y este hecho ha sido demostrado con el comportamiento de los niños. Los lactantes entre 3 y 6 meses de edad observan más fijamente las fotografías de caras atrac-tivas y no conocidas que las caras no atractivas. Más aun, los niños juegan durante más tiempo con muñecas atractivas y extraños atractivos que con muñecas y desconocidos que no lo son 11-13. Los rasgos que se consideran más atractivos en una mujer son aquellos que recuerdan a la cara de un niño como son la piel y el pelo claros, grandes ojos y mejillas y nariz pe-queñas. Sin embargo, las personas valoran la belleza a la hora de seleccionar su pareja por otras cualidades esenciales como son la fidelidad, la amabilidad o la inteligencia que no tiene marcadores físicos. Más aun, observando el aspecto de las ca-ras que tienen proporciones equivalentes en reposo son más valoradas aquellas caras que expresan rasgos positivos. Así, las bases evolutivas de la belleza son importantes pero sólo comienzan a explicar la importancia de la misma en la sociedad humana. Nosotros no sólo advertimos la belleza como una forma de placer sino que también es una aceptación inconsciente de otros atributos positivos de la persona. Existe una observación hecha por Safo en la que la belleza es sinóni-mo de bueno y las personas son juzgadas como cualitativamente superiores 14. La agudeza mental, las relaciones interpersonales, la facultad de conseguir empleo y la salud moral son caracterís-Inefable es lo incomparablemente bello que, al romper con su esplendor la armonía de lo creado, despierta en nosotros la idea de lo infinito.

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Hontanilla, B., & Aubá, C. (2017). Belleza y cirugía estética: consideraciones psicológicas y morales. Revista de Medicina de La Universidad de Navarra, 45–51. https://doi.org/10.15581/021.7421

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