El reciente auge de las materias primas en Latinoamérica ha sido asociado con un pronunciado aumento de los riesgos sociales y ambientales. En gran medida, el auge fue impulsado por los vínculos de inversión y comercio con China, los mismos que estuvieron concentrados en el petróleo, la extracción de minerales y los sectores agropecuarios, sectores fuertemente vinculados con la degradación ambiental y el conflicto social. Con algunas notables excepciones, los gobiernos latinoamericanos no han dado la talla para mitigar estos riesgos y costos del auge. Si bien China no debe ser culpada por el grueso de los problemas ambientales y sociales de Latinoamérica, para China es importante mitigar los impactos de sus actividades en el exterior, mantener buenas relaciones con los países anfitriones y reducir los riesgos de la inversión internacional. Algunas firmas chinas han demostrado una capacidad para acatar las mejores prácticas en estos campos, pero en general hasta el momento carecen de la experiencia o las políticas para manejar sus impactos en la región. A medida que se enfría el auge y las economías latinoamericanas se desaceleran, existe una creciente presión sobre los gobiernos para que ‘agilicen’ las aprobaciones de nuevos proyectos de exportación e inversión, y para que ignoren a las organizaciones de la sociedad civil dedicadas a exigirles la rendición de cuentas a los gobiernos y las firmas extranjeras. Es de interés de los gobiernos latinoamericanos y chino, así como de las firmas chinas, el instaurar las políticas sociales y ambientales adecuadas con el fin de maximizar los beneficios y mitigar los riesgos de la actividad económica china en Latinoamérica. En
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Anda, S. (2017). China en América Latina: lecciones para la cooperación Sur-Sur y el desarrollo sostenible. Mundos Plurales - Revista Latinoamericana de Políticas y Acción Pública, 4(1), 107–110. https://doi.org/10.17141/mundosplurales.1.2017.3052
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