La presión arterial (PA) y el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular están asociados, como una relación “dosis-respuesta”1, de manera fuerte, continua e independiente, aun en el rango de los valores considerados normales u óptimos (menores de 120/80 mm Hg). Es por ello que los valores de 140/90 mm Hg utilizados para definir hipertensión arterial (HA) deben considerarse arbitrarios y sólo operacionales. En EEUU, para el grupo de 18-74 años, en el NHANES III fase 1 (1988-1991)2 se estimó la prevalencia de HA en 20,4% mediante el promedio de tres mediciones en dos ocasiones. Esta cifra es menor que la obtenida en los restantes NHANES en los que la PA se midió en una ocasión, hecho que puede sobrestimar la prevalencia en un tercio; así, en un estudio recientemente publicado3 la prevalencia de HA, con ajuste por la edad, se estimó en 29,6% (2003-2004). En la tabla 1 se muestran los resultados en nuestro país, sobre muestras aleatorias de población no seleccionada de más de 15 años, destacándose las altas prevalencias de HA similares a las de los EEUU antes de la intensificación de sus campañas de educación y de prevención primaria (PP).
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Berrios Carrasola, X., Jadue Hund, L., & Alvarado Rojas, C. (2017). Epidemiología de la hipertensión arterial. ARS MEDICA Revista de Ciencias Médicas, 21(2), 89. https://doi.org/10.11565/arsmed.v21i2.486
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