El consumo de alcohol es un factor de riesgo que puede llevar al desarrollo de la enfermedad denominada alcoholismo. Al igual que el tabaquismo, el consumo de alcohol a nivel mundial se constituye en uno de los principales factores de riesgo para la salud de la población en todo el mundo, asociado al consumo de otras drogas ilícitas. Según el Informe Mundial sobre alcohol y salud de la OPS, el 2016 se produjeron 3 millones de muertes a causa del consumo de alcohol1. En la Región de las Américas, se registraron 379.000 muertes que tuvieron como factor contribuyente al alcohol y más de 85.000 muertes anuales, que se atribuyeron exclusivamente al consumo de bebidas alcohólicas2. Paralelamente, el consumo de alcohol se constituye en el factor causal de más de 200 enfermedades, principalmente hepatopatías (63,9%), y diversos trastornos de comportamiento o neuropsiquiátricos (27,4%)2. El 2016, también se reportó que el inicio del consumo de alcohol a nivel mundial, se produce antes de los 15 años1, y si bien los hombres son los mayores consumidores de alcohol, las mujeres que beben actualmente han aumentado1. Esto hace que, junto al tabaco, estén entre los factores de riesgo más importantes para el suicidio en la adolescencia3. Sin embargo, es necesario destacar que el 2020, la pandemia de COVID-19, redujo la prevalencia de consumo de alcohol en América del Sur, de 81,4% (2019) a 73,8% (2020); así como el consumo excesivo episódico de alcohol que bajó de 50,7% (2019) a 37,7% (2020)4; lo cual es un reflejo de la importancia de las restricciones estrictas respecto a la venta y consumo de bebidas alcohólicas. Lamentablemente en Bolivia, estas restricciones son insignificantes, lo que hace que la bebida alcohólica de preferencia sea la cerveza (73%), seguida de las bebidas blancas o espirituosas (21%) y otras en menor proporción5. Al respecto, 2016, la aplicación del AUDIT permitió concretar que la prevalencia de uso nocivo de alcohol fue 6,7% (muy superior al promedio mundial de 5,1%5) y la dependencia al alcohol 2,9% (superior en 0,3% al promedio mundial5). Llama la atención, más aún, la población universitaria de Bolivia, cuyo último reporte es de 15,2% de dependencia al alcohol6. Respecto al consumo de drogas ilícitas asociadas al consumo de alcohol En Bolivia, la investigación más reciente sobre ésta temática, es un estudio de Prevalencia de consumo de drogas en la población escolar 2017, cuyos resultados reflejan que la prevalencia anual de consumo de drogas ilícitas en estudiantes de secundaria, fue 4,28% para la marihuana, 1,97% inhalables, 1,12% cocaína y 0,5% pasta base; con una edad promedio de iniciación a los 15 años y con signos de dependencia entre los 15 y 16 años mayoritariamente; todo atribuible a la falta de metas y el abandono de la familia, según este estudio7. El consumo de drogas ilícitas en la población universitaria, según el III Estudio epidemiológico andino sobre consumo de drogas 2016, concretó una prevalencia de 6,1%; con mayor consumo en varones, en comparación con las mujeres6. La droga ilícita más consumida por esta población fue la marihuana 5%, seguida del LSD 0,8%, y en tercer lugar, la cocaína con 0,4%6 (inferior al consumo en escolares). Llama la atención que el mismo estudio señala que 17,4% de los estudiantes universitarios, refirieron al mismo tiempo, haber consumido estas drogas alguna vez en su vida6, confirmando el inicio de su consumo en la etapa escolar. Todo lo descrito, justifica la necesidad del abordaje de este tema desde el primer año de medicina, con el objetivo de que, a partir del conocimiento adquirido, el/la estudiante de medicina, opte por una conducta abstemia, evitando el consumo de alcohol u otras drogas ilícitas, lo cual implica al mismo tiempo, promover ambientes familiares, laborales y recreativos libres del alcohol y drogas. Esto, porque su rol fundamental como médico, será el de promover la salud y prevenir las enfermedades. En ese sentido, este tema describe primeramente los fundamentos teóricos que explican las razones por las que el consumo de alcohol y otras drogas son factores de riesgo y seguidamente las medidas que se recomiendan implementar para prevenir el alcoholismo y el consumo de otras drogas ilícitas.
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Daza Cazana, L. (2022). Prevención del alcoholismo y consumo de otras drogas. Salud Pública En Acción, 3(2), 1–19. https://doi.org/10.53287/jmfa7173vx32q
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