La Historia del Arte, hoy

Abstract

A la memoria de Enrique Lafuente Ferrari Escasez de planteamientos teóricos Cada vez que vuelvo a reflexionar sobre la problemática general de la his­ toria del arte, me acude a la memoria el magnífico discurso sobre La fundamen­ tación y los problemas de la historia del arte, con el que Enrique Lafuente Ferrari decidiera solemnizar su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fer­ nando de Madrid en el año 1951, hace ya siete lustros 1. No quisiera ocultar de entrada, antes al contrario proclamo con gratitud y reconocimiento que Lafuente Ferrari ha influido profundamente en mi pensamiento y mi praxis de profesor universitario de la historia del arte 2. Y a su memoria quiero rendir homenaje me­ recidísimo con estas pobres reflexiones sobre la historia del arte en la actualidad, ya que esta honda preocupación por el quehacer profesional del historiador del arte se debe en buena medida a la influencia de los escritos de Lafuente Ferrari. • 1 �xto de la conferencia pronunciada el día 14 de marzo de 1986 en el Museo e Instituto Camón Aznar de Zaragoza. 1 Cfr. Enrique LAFUENTE FERRAR!: La fundamentación y los problemas de la Historia del Arte. Madrid, Ed. Tecnos, 1951. Aquí se citará el discurso por esta edición de Tecnos; reciente­ mente, en 1985, el Instituto de España ha lanzado una reedición de esta obra singular en la historio­ grafia española, reedición a la que se ha añadido como apéndice otro trabajo básico de LAFUENTE FERRAR!, la Introducción a Panofsky {lconolog(a e Historia del Arte), que apareció como prólogo a la traducción española de los Estudios sobre iconologfa, publicados por Alianza Editorial, en 1972. Aquí también se citará la Introducción a Panofsky por la edición de Alianza. Lástima que esta ree­ dición del Instituto de España, en homenaje a Enrique LAFUENTE FERRAR!, se haya convertido, previo fallecimiento del autor, en un libro "in memoriam", originalmente no planteado como tal. Más lástima, pues, que no lleve un prólogo adecuado a esta reedición, análogo al que el propio autor hiciese para Panofsky, glosando la figura y la obra de Enrique LAFUENTE FERRAR!. 2 La admiración que siempre he profesado a LAFUENTE FERRAR! la he recibido trans­ mitida de labios de mi maestro universitario Francisco ABBAD RIOS; posteriormente la admiración y reconocimiento se han ido acrecentando con la lectura de su obra. Nunca me retrajeron demasiado los frecuentes exabruptos que el autor lanzaba sobre los catedráticos universitarios de su generación. hacia quienes la animadversión de LAFUENTE FERRAR! era proverbial, adquiriendo especial vi­ rulencia en algunos escritos. Véase, en particular, para este aspecto su obra Ortega y las artes visua­ les.