Este artículo tiene como objetivo analizar los diferentes mo-delos institucionales de acuerdo con los que se gobiernan las me-trópolis del Oeste europeo. Está basado en la comparación entre siete países (Italia, España, Francia, Suiza, Alemania, Gran Bre-taña y Holanda) y unas quince ciudades. Se hará también refe-rencia al debate sobre la cuestión en Canadá y Estados Unidos. La cuestión de la internacionalización de las ciudades ocupa desde hace muchos años las agendas política y científica. Se sabe ahora que globalización y metropolización constituyen dos as-pectos de un mismo proceso, igual que se sabe con una cierta precisión cuál es el vínculo que une esas dos tendencias en la transformación de los Estados-nacionales y sobre todo en la dis-cusión del Estado keynesiano y del modo de producción fordista (JESSOP, 2000; ROGERS HOLLINGSWORTH y BOYER, 1997). Los trabajos de los economistas regionales (SCOTT, 2001; STORPER, 1997), de los geógrafos (BENKO y LIPIETZ, 2000), de los politó-logos (BRENNER, 1998) y de los sociólogos (BAGNASCO y LE GA-LÈS, 2000) permiten actualmente hacer un análisis bastante per-fecto del «efecto» de la globalización y de las transformaciones de los Estados sobre los territorios, principalmente sobre las me-trópolis. Estos objetos socio-políticos y económicos son, de hecho, los espacios sometidos a los retos sociales más actuales (exclusión, nuevos movimientos sociales, transformación de la relación de trabajo, reestructuración física de los espacios…). Igualmente, son las metrópolis-y esencialmente sus elites políticas, econó-micas y sociales-las que han participado activamente en la transformación de los Estados-nacionales, al menos en Europa, exigiendo más margen de maniobra, autonomía y obteniendo más frecuentemente ventajas gracias a la ejecución de políticas de descentralización 1. El «descerrajamiento del cerrojo del Estado» sobre las entida-des locales (LE GALÈS, 1999) ha sido analizado como el origen de estrategias de desarrollo proactivas. Desde hace unos quince años, las élites metropolitanas intentan hacer de sus ciudades los puntos de anclaje territoriales de la globalización. La nueva geo-grafía socioeconómica (BENKO y LIPIETZ, 2000; STORPER, 1997) insiste mucho sobre ese punto: no existe un modelo territorial único. A lo sumo, se sabe que la variable relacional, la capacidad para generar relaciones entre actores e instituciones locales, es un elemento discriminador. Cada territorio tiene una matriz particular de relaciones sociales, no existiendo pues un modelo de re-ferencia único. Es especialmente en el marco de esta valoración mas fuerte de lo local, del «efecto localidad» (BENOIT-GUILBOT, 1993) donde el lugar y el rol de los Estados están siendo revaluados por las ciencias sociales en estos últimos años. Se sabe que so-bre la materia se enfrentan dos tesis: la tesis radical según la cual los Estados modernos conocen un proceso de vaciamiento (HARVEY, 1989; OHMAE, 1995) y la tesis más matizada según la cual la globalización se acompaña de un proceso de desterri-torialidad/reterritorialidad de la política que ya no estará cen-trada únicamente sobre el Estado (CASTELLS, 1998). Este ar-tículo se sitúa claramente en esta segunda perspectiva de análisis y se propone mostrar, empíricamente, qué es lo que se puede entender por desterritorialidad/reterritorialidad de la política. No se trata en este caso de un proceso estable e invariable. La recomposición del Estado toma formas muy diferen-GAPP nº 24. Mayo / Agosto 2002
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Jouve, B. (2002). Gobernanza metropolitana en Europa: un ensayo de tipología. Gestión y Análisis de Políticas Públicas, 161–176. https://doi.org/10.24965/gapp.vi24.325
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