(1989): Introducción a la Metodología de la Ciencia. Barcelona: Barcanova. Pp. 6-21 1. Introducción El Círculo de Viena se constituyó formalmente en 1922, en torno a la cátedra de filosofía de las ciencias inductivas que había pasado a ocupar Moritz Schlick. Al principio era un centro de reunión y debate, pero a partir de 1929, tras la publicación de su primer mani-fiesto teórico (obra de Carnap, Neurath y Hahn), adquirió consistencia como una escuela con concepciones propias sobre la filosofía de la ciencia. Suele atribuirse al Círculo, si no la fundación, el primer impulso a las investigaciones y estudios sobre filosofía de la ciencia. Sin embargo, sus tesis básicas provienen de la com-binación en un programa articulado de posturas que ya habían mantenido previamente otros autores, precedentes de lo que Blumberg y Feigl llamaron en 1931 positivismo lógico. Aunque tenga a Hume y a Comte como predecesores lejanos, el Círculo de Viena es una escuela tietamente alemana en su origen. Tras la crítica del materialismo mecanicista por parte del neokantismo de Helmholtz y Hermann Cohen con su escuela de Marburgo, el fi-sico Ernst Mach derivó hacia, un neopositivismo que negaba todo tipo de elementos a prio-ri en las ciencias empíricas. Paralelamente, la física teórica iba a dar un giro fundamental con la aparición de la teoría einsteiniana de la relatividad y de la mecánica cuántica, cam-bios que tuvieron una influencia enorme en los neopositivistas. La incidencia del conven-cionalismo de Poincaré y Duhem también se dejó sentir en el Círculo de Viena, al igual que la creación de la lógica matemática, perfectamente configurada a partir de la publicación de los Principia Mathematica por Russell y Whitehead en 1905. Ya en 1907, el economista Neurath había fundado un grupo de trabajo con el matemático Halin y el físico Frank, que se ocupaba de filosofía de la ciencia, término netamente opues-to en Alemania a la Naturphilosophie, en la medida en que rechazaba la especulación meta-física sobre las ciencias de la naturaleza, y propugnaba el contacto directo de los filósofos con los científicos. En este sentido, la publicación del Tractatus Logico-Philosophicus de Wingenstein 1 en 1921, con su célebre tesis según la cual «el mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas»,1 reforzó notablemente las ideas neopositivistas, máxime por cuanto Wingenstein ofrecía un enlace perfectamente adecuado entre la tradición empirista y la nueva lógica matemática: Schröder y Hilbert, junto con la Escuela de Varsovia, que agrupaba a importantes lógicos polacos, pasaron a ser referencias obligadas desde la misma constitución del Círculo. Sus miembros fueron en su mayor parte personas con formación científica: Karl Menger, Hans Hahn, Philipp Frank e incluso Kurt Gödel asistían regularmente a las sesiones, junto con Schlick,, Carnap, Neurath, Feigl, Waismann y otros muchos. Momento importante fue la publicación en 1923 de Der Logische Aufbau der Welt por Carnap, así como las explica-ciones de éste a los miembros del Círculo sobre el contenido de dicha obra a partir de 1925.
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CARVALHO, A. V. M. F. D., & FÜHR, R. T. (2024). O círculo de Viena. Revista DIAPHONÍA, 10(2), 268–273. https://doi.org/10.48075/rd.v10i2.33560
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