L a situación social, política y eco-nómica imperante en el México de hoy está caracterizada por la incertidumbre que marca la vida de todos los mexicanos, pero en particular de los más jóvenes. Para la población adulta mayor esta etapa cerró otras donde las oportunidades y el "progreso" fueron el sello más característico, mientras que para las poblaciones de adultos jóvenes corona una serie de momentos don-de las crisis han ido exacerbándose hasta llegar a un momento histórico de parálisis e inconformismo social. Intentar hablar del futuro de algo en México puede considerarse como una osadía o ingenuidad que poco puede aportar a la estabilización de la situación social, política o econó-mica, y menos aún a la protección de los derechos sociales y humanos de todos los mexicanos. A pesar de ello, el Consejo Superior de Salubridad General de la Secretaría de Salud lanzó en 2010 un texto de reflexión sobre lo que pudiera, sería deseable y debiera ser el sistema de salud para responder a los desafíos que hoy ya afectan la esperanza de vida de la población. Este "ensayo de imaginación o re-flexión ordenada" explora tanto las determinantes de la salud como la estructura social que debe responder a ellas. El libro reflexiona sobre lo que puede ocurrir para intentar orientar el sistema de salud hacia ese futuro incierto por naturaleza. Este texto no pretende adivinar, predecir, revelar, anunciar, especular, pronosticar, sino hacer un ejercicio de exploración de posibilidades basado en los indicios del presente o, como refieren los autores, realizar una especulación basada en la imaginación, la razón y la evidencia. Ante la realidad sanitaria que hoy se vive en México hacer este ejercicio de prospectiva resulta tan complejo como desafiante. La doble carga de enfermedades, su efecto más implacable sobre los grupos más vulnerables y pobres, y el en-vejecimiento de la población, junto con la comorbilidad y discapacidad asociada con este fenómeno demo-gráfico, son señas claras y desafíos para el sistema nacional de salud que no da muestras de flexibilidad para orientar sus recursos e infraestructura a la atención y cobertura efectiva de estas condiciones de la población. No importa cuán alentadoras sean las estadísticas de crecimiento de la infraestructura, la ampliación de cobertura y aseguramiento de las poblaciones más pobres, pues la complejidad funcional del sistema de salud emerge como una resistencia a los cambios que se requieren para garantizar un mejor futuro de la salud para nuestros hijos y las generaciones venideras. El texto de Ruelas y Alonso bor-da inicialmente sobre los escenarios demográficos (los más sencillos de predecir), económicos (poco confia-bles) y sociales (difíciles de cambiar) para entrar al análisis del perfil epide-miológico actual y futuro así como a la capacidad de respuesta del sistema para los siguientes 40 años. Hay un capítulo extenso sobre los rasgos de-terminantes del sistema nacional de salud que analiza la integridad del sistema (fragmentado vs único), la orientación (prevención vs curación), funcionalidad (centralizado o descen-tralizado), su calidad, la cobertura, el tipo de financiamiento (público/pri-vado), los niveles de satisfacción, los costos, etc. Cada uno de estos temas incide de forma muy directa sobre
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Gómez Dantés, H., & Lozano Ascencio, R. (2012). Los futuros de la salud en México 2050. Salud Pública de México, 54(3), 358–359. https://doi.org/10.1590/s0036-36342012000300018
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