La traducción, en cada periodo histórico y en cada una de las regiones geográficas, involucra tres prácticas íntimamente relacionadas: un acto interpretativo en el que el traductor aplica interpretantes formales y temáticos para transformar el texto fuente en el texto traducido; la construcción de una red de relaciones intertextuales mediante la aplicación de interpretantes, que crea relaciones hacia el texto fuente y la cultura, así como hacia la cultura y la lengua de destino; y la elaboración, gracias a estas prácticas, de una actitud ética para con el texto fuente y su cultura, donde la traducción preserva o reta el statu quo cultural y social en la situación de recepción. Preservar es reforzar la jerarquía actual de los valores lingüísticos y culturales; retar es registrar las diferencias lingüísticas y culturales al pasar por encima de esta jerarquía en señal de respeto del texto fuente y de esta cultura. Se desarrollan estos puntos en dos estudios: el primero, mediante el análisis de la traducción al latín de la Odisea de Homero por Livius Andronicus, el segundo, analizando dos versiones inglesas de la pieza de Séneca, Edipo, por el académico E. F. Wastling y la otra del poeta Ted Hughes.
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Venuti, L. (2016). La traducción: entre lo universal y lo local. Tópicos Del Seminario, 1(25), 161–179. https://doi.org/10.35494/topsem.2011.1.25.84
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