EDITORIAL El conocimiento es el factor de desarrollo más importante en nuestro tiempo. Ya no se puede circunscribir solamente a los círculos académicos. Debe hacer parte de las agendas de gobiernos nacionales, regionales, locales y urbanos, de las organizaciones no gubernamentales, de los encargados de la salud, de los empresarios, de los gremios producto-res, de los ambientalistas, de los consultores. Impulsar la sociedad del conocimiento, desde la perspectiva del desa-rrollo territorial o regional, lleva implícita la convicción que si se guían y orientan, en esta dirección, las acciones de ciencia, tecnología e innovación y otras, se podrá lograr un impacto que se traducirá en mayor equilibrio, integra-ción, sustentación y desarrollo social de las regiones. El desarrollo de la cultura, la educación, la ciencia, la tecnología y la investigación, se han convertido en pieza fundamental del crecimiento económico y social de los países. Mejorar la calidad de la educación, dotar de he-rramientas a los estudiantes y docentes, capacitarlos en el desarrollo de nuevas y mejores habilidades, incentivar-los en la preparación de proyectos científicos e investiga-tivos, crear los escenarios para que estén listos a enfren-tar el nuevo mundo globalizado y permitir que alcancen su máxima potencia para que sean más competitivos en la construcción del tejido social al fomentar el sentido de pertenencia, la identidad cultural, el sano esparcimiento y así enfrentar la desigualdad y los conflictos, para crear una cultura de paz y humanista. La sociedad del cono-cimiento, entre varias alternativas, se puede caracterizar como aquella sociedad que cuenta con las capacidades para convertir el conocimiento en herramienta central para su propio beneficio. Como afirma Faure (1973) "No basta reunir al Homo sa-piens y el Homo faber, es preciso además, que se sienta en armonía con los demás y consigo mismo: Homo con-cors (…). Nuestro tiempo. Al que se ha llamado del mundo finito, no puede ser otro que el del hombre total; es de-cir, todo hombre y todo el hombre". En términos Delors (1996), aprender a conocer, aprender a hacer y aprender a vivir juntos desde el conocimiento, lo que supone establecer que "el conocer" se constituye en un proceso fundamental, no solo para la educación, sino para la consolidación de sociedades capaces de autorregularse y superar sus proble-máticas, lo cual exige a un hombre y a una mujer capaces de ser racionales y razonables, solidarios, participativos y responsables, ya no solo consigo mismos, sino en relación con los otros y con el entorno en el que habitan. La sociedad del conocimiento puede ser mucho más inequitativa que la sociedad industrial capitalista tradi-cional. La potencialidad de exclusión que tiene la socie-dad del conocimiento es enorme y lo hemos visto en las últimas décadas. Nuestro compromiso, con respec-to a la construcción del saber, plantea la necesidad de trascender la producción de conocimiento per se y de posicionarse, en cambio en un escenario de producción de conocimiento con sentido social. La educación integral y la generación de conocimiento deben aportar a la transformación social y productiva del país, asegurando el desarrollo económico de país, porque una comuni-dad bien educada tendrá ventajas competitivas y podrá dar el salto a estándares de vida con más calidad. Los resultados del quehacer científico deberán ser orienta-dos y aplicados a la solución de problemas específicos, considerando el impacto científico, social y ambiental de los métodos empleados y los productos obtenidos, útiles para el desarrollo. En medio de todo esto está la tecnología como gran ha-bilitadora de los procesos que permiten el desarrollo y la generación de oportunidades. Porque lo cierto es que la tecnología ha metido a la humanidad en nuevas relaciones con el mundo. La tecnología cambio la manera como in-teractuamos, como estudiamos, como nos comunicamos, como investigamos, como mercamos, como oímos mú-sica, como se brindan nuevos servicios a los ciudadanos y como se hacen los negocios. Porque la tecnología es
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Pescador Vargas, B. (2014). ¿Hacia una sociedad del conocimiento? Revista Med, 22(2), 6. https://doi.org/10.18359/rmed.1194
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