Antiguamente se consideraba el embarazo como una enfermedad: en aquellos casos en que la economía familiar lo permitía, la mujer era confinada a un reposo casi absoluto. Ahora, con las técnicas de control existentes, realizar ejercicio durante el embarazo no sólo no está contraindicado, sino que es recomendable. La actividad física en la embaraza- da tiene como objetivo específico el acondicionamiento del organismo en sus aspectos físico y emocional para contribuir a que el embarazo se vivencie de forma positiva y facilitar un parto y puerperio normales. La práctica de actividad física está recomendada a la mayoría de las mujeres embarazadas. Es fundamental durante la gestación, porque trae beneficios tanto para el feto como para la mujer: controla su peso, mejora su acondicionamiento físico y actúa positiva- mente en el estado de ánimo, psicológico y social. Los ejercicios deben ser suaves y seguros, sin que supongan un esfuerzo mucho mayor que la mayoría de las actividades cotidianas. Se han de practicar poco pero con frecuencia, respetando los mensajes corporales de cansancio o dolor y las contraindicaciones médicas, si existieran. Es primordial que se consulte con el médico o la matrona si el tipo de ejercicio que se quiere realizar es recomendable según el estado físico y las condiciones del embarazo. Si no se realizaba ejercicio antes de estar embarazada, ahora es el momento de empezar a practicar ejercicios sencillos y regulares. Primero, determinar a qué nivel se está y decidir qué ejercicios hacer. Es mejor empezar con pocas sesiones cortas, para ir aumentando su frecuencia y duración.
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Muros Naranjo, M. C., Sánchez Pascual, M. J., & Luque López, E. (2018). Aspectos beneficiosos del ejercicio físico en el embarazo. Agathos, 18(2), 38–44.
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