En el artículo publicado por Baldeón-Martínez et al (1) sobre depresión en el adulto mayor, los autores estimaron una prevalencia de depresión de 14,2% en una muestra probabilística de 4917 personas mayores de 60 años de nuestro país. Los factores asociados a este diagnóstico fueron el sexo femenino, carecer de instrucción, edad mayor de 75 años, vivir en zona rural y ser pobre. Dicho estudio se realizó en base a los datos de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) 2017, utilizando para el diagnóstico de depresión el instrumento Patient Health Questionnaire (PHQ-9). El estudio presenta algunas fortalezas como la amplia cobertura, la calidad del muestreo y la información detallada y actualizada sobre los encuestados, sobre todo en los aspectos socio demográficos. Sin embargo, su análisis permite encontrar una serie de limitaciones y sesgos que los autores no comentan en la discusión, como son: la metodología y objetivo del estudio, la validez del instrumento empleado en la población geriátrica y la relevancia o redundancia de la investigación respecto a trabajos publicados anteriormente sobre el tema. El objetivo específico de la ENDES no fue estimar la tasa de prevalencia de depresión en el adulto mayor peruano, siendo la información del artículo obtenida de una base de datos secundaria. Por otro lado, los autores mencionan como objetivo determinar las variables asociadas a la depresión geriátrica, utilizando la fórmula de tamaño muestral de frecuencias la empleada por la ENDES y no una de factores asociados, lo cual sería lo más apropiado y que permitiría una interpretación correcta de los Odds Ratio (OR) obtenidos. El instrumento utilizado fue el PHQ-9 validado en el Perú por un comité de expertos en salud mental, pero como Calderón et al (2) , mencionan en su artículo del 2012, la validación no se había hecho en la población, donde podrían existir diferencias socio culturales entre comunidades de la costa, sierra y selva. Siendo el instrumento completado mediante el auto reporte, los autores no mencionan los criterios de exclusión de su estudio como podrían ser: deterioro cognitivo crónico, delirium, hipoacusia, disminución de la agudeza visual, trastorno del aparato locomotor o barrera lingüística, todas ellas condiciones frecuentes en el adulto mayor (3). Revisiones recientes sobre los instrumentos utilizados en el diagnóstico de la depresión en el adulto mayor, concuerdan que la Geriatric Depression Scale (GDS) o Escala de Yesavage y la Escala Center for Epidemiological Studies-Depression (CES-D) son los instrumentos más confiables para su uso, al tomar en cuenta aspectos específicos de la presentación de esta patología en este grupo de edad, como son el déficit de atención y de memoria, las somatizaciones, la ansiedad y el trastorno del sueño4. De hecho, en la discusión de su trabajo,
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Lama-Valdivia, J., & Rodríguez-Del Pozo, R. (2020). Comentarios sobre el artículo: “Depresión del adulto mayor peruano y variables sociodemográficas asociadas: Análisis de ENDES 2017.” Revista de La Facultad de Medicina Humana, 20(1), 166–167. https://doi.org/10.25176/rfmh.v20i1.2560
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