La intervención coactiva en el comportamiento de una persona a fin de evitar que se dañe a sí misma es generalmente llamada «paternalismo» y desde la formulación radical de Mill, ha sido objeto de una no siempre fecunda discusión. Si Rousseau podía todavía hablar de la «autoridad paternal» como de lo más opuesto al «espíritu feroz del despotismo» (1964/III, 182), no son pocos hoy quienes sienten una marcada aversión frente a los términos «paternalismo» o «paternal» y prefieren recurrir a expresiones tales como «intervencionismo» o «principio de bienestar» para designar los apartamientos éticamente justificados del principio del daño a terceros. En la presente exposición habré de utilizar preferentemente el término «paternalismo» sin recurrir a eufemismos. En los últimos años, la aparición del llamado «neoconservadurismo» y su consecuente esfuerzo por desmantelar el Estado social, considerado también como una forma moralmente inaceptable de «agresión paternalista»
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Garzón Valdés, E. (1988). ¿Es éticamente justificable el paternalismo jurídico? Doxa. Cuadernos de Filosofía Del Derecho, (5), 155. https://doi.org/10.14198/doxa1988.5.08
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