Consecuencias de la fluoración del agua potable en la salud humana, más allá del alarmismo. La caries dental es la enfermedad crónica más prevalente del mundo. Datos publicados en el informe "Diagnóstico nacional de salud bucal de los niños y niñas de 2 y 4 años .Chile 2007-2010" muestran que los niños de 2 años tienen una prevalencia de caries de alrededor de 17% y un índice ceod (número de dientes afectados por caries) de 0,46 en el país. El mismo estudio muestra una prevalencia de 50% para los niños de 4 años con un índice ceod de 2,25. Los datos nacionales para la población de niños de 6 años publicados por Soto el año 2007, muestran una prevalencia de 70% y un índice ceod de 3,71. En el adulto, estudios señalan que casi el 100% ha tenido o tiene al menos una lesión de caries. Si se analizan estos datos por nivel socioeconómico se repite que el nivel socioeconómico medio y bajo presentan mayor prevalencia y severidad de caries, relevando la importancia de los determinantes sociales en la manifestación de la enfermedad. El enfoque restaurador no ha tenido éxito en el manejo de la enfermedad, por lo que controlar los factores de riesgo y potenciar los factores protectores, son acciones fundamentales para controlar y tratar la enfermedad de caries. Uno de esos factores protectores es el uso de fluoruros para la prevención y tratamiento de lesiones de caries. Se ha demostrado que el mecanismo de acción terapéutico que tiene el fluoruro es tópico, es decir necesita estar en contacto con la estructura dentaria para ejercer su acción de inhibir la desmineralización o de promover la remineralización del diente. La Revista Médica de Chile ha publicado un artículo que concluye en señalar los efectos nocivos para la salud general que tiene el consumo de fluoruros y la ineficacia de la fluoruración del agua potable en el control de caries. Además recomienda el uso de productos de higiene dental con cantidades necesarias, pero mínimas de fluoruro, y también capacitar a los profesionales del las áreas de educación y salud respecto a las consecuencias adversas de la ingesta de fluoruros (1). A nuestro juicio y también de la evidencia científica disponible, nos parece peligroso realizar estas aseveraciones y recomendaciones, ya que pueden confundir tanto a los profesionales de la salud como al público general. Se debe tener en cuenta la existencia de análisis sesgados y desinformados que existen en otros canales de información, pero una revista cientifica juega otro papel y los alcances son distintos. Respecto a los efectos nocivos para la salud general, entre varias y serias revisiones de la literatura científica, el Consejo de Salud General e Investigación Médica de Australia señala en una publicación del 2017, que efectivamente el consumo de fluoruros está vinculado a la aparición de fluorosis moderada a leve, pero que esto no reviste ni un problema funcional ni estético para los dientes. Respecto a la relación del consumo de agua fluorurada con cáncer, síndrome de Down, función cognitiva y coeficiente intelectual, mortalidad, afecciones esqueletales, musculares o función tiroídea, la evaluación de la evidencia no encuentra ningún tipo de asociación (2). Respecto a las afecciones dermatológicas descritas en el artículo como el desarrollo de fluoroderma, solo existe una publicación en Pubmed y es del año 1979 (3). Por otro lado el reporte del Public Health England del año 2018 respecto a la fluoración del agua potable en ese país, concluye que esta medida poblacional es efectiva en la reducción de lesiones de caries y que no existe evidencia que asocie la fluoración del agua potable con mayor prevalencia de fracturas de cadera, síndrome de Down, litiasis renal, cáncer de vejiga u osteosarcoma (4). Otro estudio realizado en Nueva Zelanda, que sigue una cohorte de individuos por 38 años señala que no existen diferencias en el coeficiente intelectual entre personas que estaban expuestas a fluoruros sistémicos comparado con otras que no lo estaban, por lo que rechaza la aseveración que la fluoración del agua potable es potencialmente neurotóxica (5). Otro estudio critica la publicación de una relación entre consumo de agua fluorurada e hipotiroidismo, señalando que el estudio publicado no ajusta variables confundentes y que probablemente la relación con el hipotiroidismo sea con la condición de deprivación de los pacientes incluidos en el análisis. Además señala que este tipo de especulaciones probablemente pueden resultar en una ansiedad del público general ante esta medida de salud pública (6). Respecto al efecto de la fluoruración del agua potable en el control de la caries dental, existe alguna controversia. La publicación del NHMRC es enfática en señalar que la fluoruración del agua potable reduce la prevalencia de caries entre un 26-44% en niños (2) .
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Rodríguez, G., & Cabello, R. (2019). Consecuencias de la fluoración del agua potable en la salud humana, más allá del alarmismo. Revista Clínica de Periodoncia, Implantología y Rehabilitación Oral, 12(1), 6–7. https://doi.org/10.4067/s0719-01072019000100006
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