El trabajo de Hayden White ha despertado, en las últimas décadas, un interés especial en la manera como se construye el discurso histórico. La narrativa del historiador, como explica White, es una ficción verbal 1 cuya forma tiene mucho en común con su contraparte literaria. En su ya clásico Metahistoria 2 , White demuestra la manera como subyacen los tropos literarios y sus correspondientes aparatos retóricos en la narrativa histórica decimonónica. Las ideas de White bien pueden haber tenido impacto en el ámbito de la producción histórica, cuestionando muchos de sus procedimientos y acercándola en muchos sentidos a la literaria, en tanto permite al historiador una particular conciencia de su uso del lenguaje. Sin embargo, desde los estudios literarios llama la atención el hecho de que otro estudioso de la historiografía, Dominick LaCapra, haya venido, desde mediados de la década de 1980, sugiriendo la necesidad de cambiar el enfoque tradicional del historiador hacia la literatura, es decir, reemplazar la noción de la literatura-la novela en particular-como "una ventana hacia la vida o los desarrollos del pasado" que es pertinente para el historiador en tanto puede convertirse en "conocimiento e información útil" 3. En contraste con este enfoque tradicional, LaCapra plantea la necesidad de entender los textos como "usos variables del lenguaje que «inscriben» contextos de diferentes maneras, maneras que comprometen al intérprete como historiador y crítico en un intercambio con el pasado a través de la lectura de textos" 4. Esto implica un trabajo en al menos tres niveles, el de la escritura, el de la recepción y el de la lectura crítica. Para LaCapra, la "escritura contemporánea de la historia puede aprender algo de naturaleza autocrítica de un tipo de discurso que a menudo ha tratado de usar o explicar de manera excesivamente simplista" 5. Desde mi punto de vista, un acercamiento a la novela decimonónica y al realismo puede, al menos en parte, dar cuenta del origen de este «simplismo» y, a través de los desarrollos de la novela modernista, mostrar un camino posible hacia la lectura por la que propugna LaCapra. En este trabajo me propongo por tanto hacer un seguimiento de las concepciones de la novela y del realismo decimonónico hasta alcanzar el período llamado Modernismo (1880-1930), durante el cual, en términos generales, entra en crisis la capacidad representativa de la obra de arte y se inauguran nuevos lenguajes. La novela de vanguardia, sin embargo, lejos de separarse del mundo social y la contingencia histórica, incorpora nuevos universos de la experiencia de seres humanos y entes sociales a su-también novedosa-intervención experimental en el ámbito narrativo. Al generar exigentes procesos de lectura e * Artículo recibido en enero de 2004; aprobado en febrero de 2004.
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Montilla V., C. (2004). El historiador y la novela: de la complicidad mimética a la mediación textual. Historia Crítica, (27), 135–152. https://doi.org/10.7440/histcrit27.2004.07
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