Existe una conciencia generalizada de que la Administración debe adaptarse a las demandas de la sociedad del siglo XXI. En los últimos treinta años la mayoría de los países de la OCDE han puesto en marcha medidas de reforma de la Administración Pública. Algunas de las adoptadas han estado enmar- cadas en planes globales mientras que otras son muy específi cas y se concentran en aspectos concretos. En general, todas ellas tienen su origen en la necesidad de contener el crecimiento del gasto en el seno de un proceso de consolidación fi scal, pero son cada vez más los casos en los que las reformas persiguen una verdadera transformación de la Administración, mejorando su efi cacia, su calidad y efi ciencia, para adaptarse mejor a las necesidades de los ciudadanos. El tema no es baladí. La gestión de lo público es importante. La Administración equivale, en términos de gasto público en la Unión Europea, a la mitad de la economía. Si una de las variables estratégicas para el desarrollo económico es el aumento de la competitividad, una organización que equivale a cerca del 50% del PIB debe ser competitiva. Más allá de su importancia cuantitativa, la Administración condiciona el crecimiento económico al constituir un marco estable que permite el desarrollo del sector privado. Por una parte, defi ne el entorno regulatorio que facilita los negocios, otorga seguridad jurídica, asegura la competencia en los mercados y protege la propiedad intelectual e industrial. Por otra, la consecución de unas cuentas públicas sosteni- bles genera confi anza en los mercados y contribuye a mejorar el acceso al capital, tanto al sector público como al privado. La importancia del papel de la Administración en una sociedad moderna es evidente. El estado del bienestar es uno de los pilares del sistema social de las economías europeas. Hay que prestar los servicios públicos demandados y debe hacerse con la máxima efi ciencia y calidad. No hay nada más antisocial que la inefi ciencia en la Administración, ya que los bienes y servicios públicos se sufragan con los impues- tos de todos los contribuyentes. La reforma de la Administración parte, consecuentemente, de la necesidad de mejorar su efi ciencia. Ahora bien, si el objetivo fundamental de las reformas es el de mejorar la efi ciencia, la concepción que se abre paso en los países de la OCDE es el denominado «Gobierno abierto». Entraña una Administración basada en los conceptos de transparencia, accesibilidad y capacidad de respuesta a las nuevas ideas y demandas de los ciudadanos. Una Administración al servicio de los ciudadanos. En defi nitiva, no sólo se trata de mejorar la efi ciencia sino también de cambiar el enfoque de la Administración. Con innovaciones como la Administración electrónica no sólo se persigue hacer lo mismo a través de Internet, sino también usar Internet para hacer cosas nuevas. La reforma de la Administración en un mundo globalizado envía también un mensaje sobre la voluntad política de cambio. Las reformas en el ámbito de lo público adquieren mayor trascendencia que en el pasado y refuerzan la credibilidad del compromiso de los gobiernos en la adopción de medidas estructu- rales que conduzcan cuanto antes a la recuperación económica
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(2014). Panorama de las Administraciones Públicas 2013. Panorama de las Administraciones Públicas 2013. OECD. https://doi.org/10.1787/9789264223547-es
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