No hay duda que la violencia de todo tipo y género va aumentando en el mundo, y nuestra América Latina no escapa a esa realidad, antes bien es epicentro de la misma. A diario, los medios de comunicación social destacan estos hechos de violencia en primera plana o en la apertura de los noticieros, rindiendo culto al dios violencia, sin darse cuenta o bien en forma velada, de esa manera, trasmiten la sensación de que es muy importante la cobertura de estos hechos, como si no hubiera nada bueno que destacar en cada país y en la región latinoamericana en general. En esta espiral de violencia, destaca la violencia de género, la agresión en la mayor parte de los casos de un hombre a una mujer, degenerando en daños físicos, materiales o en feminicidios. Y es que este es un fenómeno que no se queda en la esfera de la pareja, sino que afecta, cual bola de nieve, principalmente a los hijos, familiares y la sociedad en general, convirtiéndose en un problema en el que queda envuelto el estado y de el una buena cantidad de entidades ministeriales, secretarías, oficinas, que hacen mucho y hacen poco por resolver este complejo problema. No hay duda, que los más afectados por esta irresponsable actitud, son los hijos del que ejecuta este delito, esta acción cobarde. Cuantos niños en nuestros países, quedan huérfanos de mamá y adicional sin papá, el cual al final se quita la vida, o permanece en prisión por un tiempo. No se detiene a pensar en sus hijos, como que ellos no tuvieran ninguna importancia. La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha considerado este problema como prioritario. La OMS define la violencia conyugal como cualquier comportamiento, dentro de una relación íntima, que cause o pueda causar daño físico, psíquico o sexual a los miembros de la relación. El hecho de que esta entidad haya considerado este problema para ser ventilado en su esfera dice a las claras la magnitud del mismo, que como ya señalamos va en aumento cada día. Hace falta una acción enérgica de cada uno de los países, en especial los latinoamericanos, que con mano firme persiga y castigue a los que causan este delito social. Hace falta más educación en valores y buenas costumbres, que se ha perdido entre los jóvenes nuestros de esta época. Que los medios de comunicación tomen conciencia que estacando estos lamentables hechos de violencia contribuye a que se den más. Solo el esfuerzo mancomunado de la sociedad en todos sus niveles, la iglesia y el estado podrán frenar este mal que parece no tener fin. Unámonos todos, como un solo haz de voluntades. Levantémonos con energía sostenida y decidida, y erradiquemos esa lacra social de una vez por todas.
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Cuero, C. (2021). Violencia de género. Revista Médica de Panamá - ISSN 2412-642X, 1. https://doi.org/10.37980/im.journal.rmdp.20211812
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