5.1. INTRODUCCIÓN Según la Organización Mundial de la Salud la actividad física se define como cualquier movimiento corporal producido por el músculo esquelético que representa un gasto de energía a nivel celular. Así mismo, define el ejercicio como una actividad física que requiere planificación, estructuración y repetición con la finalidad de mejorar el mantenimiento de uno o más componentes de la condición física. La actividad física incluye otras acciones como trabajar, tareas domésticas y recreación (1). El ejercicio es uno de los pilares en la promoción y prevención de la salud; su periodicidad y regularidad genera múltiples cambios en los diversos sistemas del ser humano, lo que se traduce en numerosos beneficios en la salud física, emocional y mental del individuo, durante el curso de la vida. En los adultos jóvenes por ejemplo, mejora la autoestima, los vínculos afectivos, fortalece la salud mental y emocional ayudando a controlar el estrés, la ansiedad y reduciendo el riesgo de depresión. Igualmente contribuye al bienestar físico disminuyendo la ocurrencia de enfermedades no transmisibles como las cardiovasculares y metabólicas. Así mismo mejora las funciones cardiorrespiratorias, muscular y la salud cardiometabólica y ósea (2, 3). A pesar de estos beneficios, estudios recientes de la OMS señalan un aumento del sedentarismo en la población joven a nivel mundial, en donde uno de cada cuatro adultos no realiza actividad 117
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Álvarez Ramírez, A. A., López Peláez, J., Meneses Urrea, L. A., Díaz Velásquez, D. M., Upegui Mayor, A. T., Arboleda Nava, J. A., … Mayor Sánchez, Y. (2021). Ejercicio y dislipidemias. In Dislipidemias y estilos de vida de jóvenes (pp. 115–139). Editorial Universidad Santiago de Cali. https://doi.org/10.35985/9789585147690.5
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