El cinc es uno de los minerales más importantes porque cumple con importantes funciones estructurales, catalíticas y regulatorias en las células humanas, razón por la cual su deficiencia se asocia con retraso en el crecimiento lineal, alteración de los sentidos del gusto y del olfato, del crecimiento y de la maduración neuronal, deterioro de la respuesta inmune y aumento en la incidencia de diarrea y neumonía; condiciones comunes en la desnutrición grave. El indicador más usado para medir el estado corporal del cinc es la concentración en suero o en plasma, la cual fluctúa ampliamente en una variedad de procesos fisiológicos y patológicos, especialmente en condiciones de desnutrición donde es común encontrar hipoalbuminemia, hemoconcentración, sobrehidratación e infección. Las concentraciones plasmáticas de cinc en los niños desnutridos graves se encuentran disminuidas en un 50% respecto a los valores de los niños eutróficos, lo que dificulta la ganancia de tejido muscular y el crecimiento compensatorio cuando ellos se someten a tratamiento de recuperación nutricional; lo anterior justifica por qué este mineral hace parte de la suplementación con micronutrientes para el manejo de estos niños. Este artículo revisa la relación entre la deficiencia de cinc y la desnutrición grave.
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Velásquez Rodríguez, C. M., Betancur Acosta, M., Morales Mira, G. E., & Mazo Rivas, C. M. (2014). Deficiencia de cinc en niños con desnutrición aguda grave. Perspectivas En Nutrición Humana, (13), 49–62. https://doi.org/10.17533/udea.penh.18110
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