Introducción: la paradoja de ser humano "Progreso" sigue siendo uno de los motivos centrales por los que se rige nuestra civiliza-ción. Pero la actividad transformadora del ser humano ya no solo se limita a su medio ambiente y su entorno, sino también se enfoca paulatina-mente a la transformación del ser humano como especie biológica. Esto porque las "ciencias de la vida" posibilitan entrometerse en las bases genéticas y moleculares de los seres humanos e incluso permiten apropiarse de ellas mediante normativas legales cada vez más relajadas de los derechos de propiedad intelectual (Shiva, 2003). Algunos autores han caracterizado este proceso como un nuevo tipo de colonización de la vida a partir de la aplicación tecnológica (Virilio, 1997) (Castoriadis, 2008). Pero lo que merece ser discutido es la idea que la "natura-leza" comenzó un proceso de transformación, conformada como acto de "creación deliberada" y cuando los procesos naturales son dirigidos artificialmente en alianza con la tecnología, difícilmente podremos seguir considerándolos como "naturales". Si deseamos ser justos con los procesos tecnocientíficos y sus alcances no solo en materia tecnológica, sino también biológica, económica y política, necesariamente tendremos que intentar de redefinir lo que entendamos por "lo natural" y "naturaleza". Pero antes, intentemos de circunscribir la noción de "ser humano". Como un primer acercamiento, desde una concepción epistémica y ontológica "occiden-tal", ser humano puede entenderse como un ente transformador cuya capacidad tecnoló-gica le ha permitido intervenir en los mismos procesos los cuales alguna vez definía como "inviolables", más allá de su intervención 1. Al parecer la "Cultura" tiende a redefinir continua-mente sus límites. La naturaleza siempre se ha definido como un campo "neutral" y a-histórico, un espacio extra-semiótico sobre el cual la ciencia "natu-ral" aplicaba sus métodos e investigaciones a fin de conocer y explicar sus modos y meca-nismos. A su vez, el procedimiento riguroso y objetivo de la ciencia permitía sostener que la naturaleza es real y que existe independiente de la voluntad humana. En este sentido, el concepto de naturaleza soporta no solo una "tradición de pensamiento",-un lenguaje-, sino todo un "mundo", que se ha configurado de tal forma que gran parte de la tradición epistemo-lógica basa en la suposición de su existencia, a la vez, como algo "tangible",-manifestado, por ejemplo, en la existencia de especies biológi-cas, animales, vegetales y seres humanos-, así también como algo "intangible",-manifestado a su vez, en "leyes naturales" que funcionan independiente de la voluntad humana-. Por lo tanto, la naturaleza no es algo construido por el hombre, sino que siempre está más allá de *
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Cornejo, S. (2018). La relación naturaleza y ser humano, tecnología y biología bajo la luz del posthumanismo. Antropologías Del Sur, 4(8), 215–232. https://doi.org/10.25074/rantros.v4i8.764
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