Los déficits en la comunicación social son tipificados por primera vez en las clasificaciones internacionales en el DSM-5, reconociéndose como categoría diagnóstica dentro de los trastornos de la comunicación bajo el epígrafe de Trastorno de comunicación social (pragmático) (TCS). El trastorno aborda de manera novedosa la dimensión de uso de la comunicación, que analiza los objetivos o funciones sociales del lenguaje y las influencias del contexto lingüístico y no-lingüístico en su comprensión. El objetivo de esta investigación es delimitar los criterios bajo los cuales cabe establecer el diagnóstico de los sujetos que presentan signos de disfuncionalidad pragmática, considerando los distintos contextos, sociales, situacionales o comunicativos en los que se pueden dar. Se hace un recorrido histórico del trastorno hasta su conceptualización en el DSM-5. La problemática observada en las diversas clasificaciones está en sus límites difusos, encuadrándose como sintomatología de otros trastornos, principalmente dentro de TEA y del TEL. En la actualidad el TCS se caracteriza por una dificultad primaria con la pragmática, o los usos sociales del lenguaje y la comunicación, que se manifiestan por déficits tanto en la comprensión como en el seguimiento de las normas sociales de la comunicación verbal y no verbal en contextos cotidianos, en la falta de adaptación del lenguaje a las necesidades del oyente o de la situación y carencias en el seguimiento de las reglas implícitas de la comunicación y el discurso. Dichos déficits se expresan a modo de limitaciones funcionales en la eficacia comunicativa, la participación social, el desarrollo de relaciones sociales, logros académicos o resultados laborales.
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González, M., Rivas, R. M., & López, S. (2015). Caracterización y delimitación del trastorno de la comunicación social (pragmático). Revista de Estudios e Investigación En Psicología y Educación, 005–008. https://doi.org/10.17979/reipe.2015.0.09.132
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