La alimentación es esencial para la vida y, por tanto, es fundamentalmente política en muchos sentidos. Esto ha sido ampliamente reconocido, como lo confirma una rápida mirada a la gama de literatura sobre alimentación y política. Sin embargo, a pesar de que vivimos en un mundo político basado en el Estado-nación, el poder y el atractivo duraderos del nacionalismo y el hecho de que la comida se considera en muchos casos "nacional", la relación entre la comida y el nacionalismo/la identidad nacional no se ha abordado de forma sistemática. Por supuesto, la comida puede tener otras características; puede ser étnica, regional, local, de género o generacional. Está claro que lo nacional no tiene el monopolio de la alimentación y que existe una tensión y un conflicto constantes entre las distintas fuerzas que intentan apropiarse de los alimentos. Aun así, el hecho es que la política del mundo en el que vivimos, de la que la alimentación es una parte importante, está profundamente arraigada en el sistema del Estado-nación. Por ello, la alimentación y el nacionalismo constituyen un eje fascinante para investigar la naturaleza de la política, ya que arroja luz sobre una serie de dimensiones de la política y la forma en que nos importa.
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Ichijo, A., & Ranta, R. (2016). Introduction. In Food, National Identity and Nationalism (pp. 1–18). Palgrave Macmillan UK. https://doi.org/10.1057/9781137483133_1
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