Introducción De todos los poderes con los que cuenta el ser humano para su desarrollo, ninguno es tan vigoroso, amplio y profundo como el lenguaje. Porque por medio de él aspiramos al conocimiento y desde diferentes campos su estudio ha sido y sigue siendo un instrumento importante en las relaciones humanas. A lo largo de la historia, la presencia de esta materia podría parecer una figura remota y desprovista de interés. Pero en los últimos 200 años ha llamado poderosamente la atención de historiadores y estudio-sos, quienes consideran que en el siglo XVIII se formalizaron los antecedentes de la ciencia lingüística, para constituirse como una ciencia madura en el siglo XX. Como parte del desarrollo propio de esa área de conocimien-to, los estudiosos han logrado identificar los rasgos históricos de la lingüística, establecer su independencia metodológica, cono-cer sus antecedentes y ubicar las áreas que la han influido y que la han enriquecido, hasta llegar a un estado poco conocido para el común de la gente. De una forma accesible y sin poseer un conocimiento profundo acerca de la lingüística, la sociología o la ciencia política, el Dr. Robert L. Cooper describe, a lo largo de nueve apartados, cómo los políticos, los líderes de la Iglesia, los generales, los líderes de movimientos nacionales y otros perso-najes han buscado influir en el uso de la lengua. Postula que la planificación de la lingüística nunca es un fin en sí misma, sino que se lleva a cabo con objetivos no lingüísticos como la integra-ción nacional, el control político, el desarrollo económico, la pla-nificación de los grupos minoritarios y la movilización de masas. Se discuten en el documento aquí citado, entre otros, los si-guientes ejemplos: el renacimiento del hebreo como una lengua hablada, las campañas feministas para eliminar el uso sexista en 276 Reseñas la lengua, las campañas de alfabetización del adulto, los traba-jos de simplificación del idioma en un movimiento llano de la lengua, los esfuerzos de distinguir al lenguaje americano del deletreo británico, el movimiento americano de la educación bilingüe, la elaboración de los sistemas de la escritura para los idiomas no escritos y las campañas para librar los idiomas de términos extranjeros. Aunque el libro se publicó en 1997, fue hasta finales del año 2004 que se distribuyó la edición castellani-zada en las librerías del Fondo de Cultura Económica. Compuesto de nueve capítulos, el libro abre una perspectiva al análisis y apli-cación de la lingüística como instrumento de conocimiento y como un lúdico ejercicio para planificar los cambios sociales.
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TAPIA BLANCO, J. (2006). La lingüística y el cambio social. Economía Sociedad y Territorio. https://doi.org/10.22136/est002006280
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