Mg. Carmen Gloria Jarpa (cjarpa@ubiobio.cl) Facultad de Educación y Humanidades, Universidad del Bío‐Bío (Chillán, Chile) Abstract This article proposes that education, according to Antonio Gramsci, is a political act. To support our thesis, first we review the concepts hegemony, organic intellectual and historic bloc. In a second level, we use those concepts to understand education. In a third level we present a proposal for a functional political and ethical approach of education in current society. Resumen La tesis del artículo es que la educación en el pensamiento de Antonio Gramsci constituye un acto político. Para dar sustento a nuestra tesis, en una primera aproximación hacemos una revisión de los conceptos de hegemonía, intelectual orgánico y bloque histórico. En un segundo nivel, nos aproximamos a la utilidad de dichos conceptos para una comprensión del fenómeno educativo. En un tercer y final nivel presentamos al lector una primera exploración de la función política y ética de la educación en la sociedad actual. Palabras clave: bloque histórico, educación, hegemonía, intelectual orgánico, política. Introducción La educación constituye un acto político en el pensamiento de Antonio Gramsci. Al respecto, el autor realiza un aporte transcendental a la discusión de este fenómeno mediante el estudio del concepto de hegemonía. En efecto, la reflexión gramsciana nos aproxima al concepto de hegemonía y sus vinculaciones ineludibles con la educación y la política. Esta relación la analizamos resaltando tres cuestiones centrales: la " función intelectual " , que según el filósofo italiano es inevitablemente educativa y política a la vez; el " bloque histórico " y " lo ético " como constituyentes principales de la educación. La tesis del artículo es poner de relieve el imperativo ético‐político de la educación como fundamento del desarrollo y del progreso humano. El presente trabajo se inicia con la revisión del concepto de hegemonía, intelectual orgánico y bloque histórico como conceptos gramscianos esenciales. Seguidamente, hacemos una reflexión respecto de cómo estos conceptos se vinculan a la educación. Finalmente, ofrecemos una lectura, en código gramsciano, de la educación como ejercicio ético‐político, aplicable a la sociedad actual. Jarpa, C.G. 2015. Función política de la educación en el pensamiento de Antonio Gramsci Cinta moebio 53: 124‐134 www.moebio.uchile.cl/53/jarpa.html 125 El concepto de hegemonía en la obra de Gramsci El autor define hegemonía como " la capacidad de guiar, por lo tanto, implica dirección política, intelectual y moral " (Gramsci 1981:25). De esta manera, el concepto de hegemonía es un principio central en el desarrollo del pensamiento político y educativo de Gramsci. En efecto, para este autor la hegemonía supone un proceso de dirección política e ideológica donde una «clase» o un sector social logra una apropiación preferencial de las instancias de poder. En otras palabras, la hegemonía supone la capacidad de un bloque dominante de configurar la vida económica, civil y cultural de un colectivo. Aunque parezca paradójico, en código gramsciano esta «dominación» debe conseguir el logro de la «unidad social», ya que la constitución del «bloque histórico» (concepto que abordaremos en el siguiente apartado) se sustenta en el consenso que logre articular las fuerzas políticas y sociales diferentes, con el fin de mantener ese ensamble. En consecuencia, en el pensamiento de Gramsci pareciera que uno de los elementos clave para comprender la hegemonía es que ella requiere de estrategias que oculten la intención explícita de la clase dominante de dirigir política, intelectual y moralmente a la clase dominada, propiciando la naturalización de esta forma de explotación a través del «consenso manipulado». Por consenso manipulado podemos entender ese proceso social a través del cual el poder se sustenta en la persuasión. Conforme con lo anterior, la hegemonía utiliza estrategias de convencimiento, más que estrategias violentas, aunque no es posible sostener la ausencia absoluta de estas últimas. Lo expresado nos permite decir que, logrado el consenso, la clase dominante puede reducir la cantidad de coerción necesaria para reprimir y someter a sus subalternos. Reafirmando lo anterior, Gramsci (1981) plantea que para perpetuar una sociedad basada económicamente en la explotación de clase (sociedad burguesa), está obligada a servirse de formas de hegemonía que oculten dicha circunstancia y naturalicen esa explotación. De este modo, la hegemonía tiene necesidad de estrategias apropiadas para suscitar un «consenso manipulado», emergiendo así la construcción cotidiana del consentimiento otorgado al orden social imperante. Podemos confirmar entonces que, en el pensamiento del autor, una «clase» que consigue dirigir y no sólo dominar en una sociedad basada económicamente sobre la explotación, para poder perpetuar tal explotación está obligada a servirse de formas de hegemonía que oculten esa circunstancia. En otras palabras, tiene necesidad de formas de hegemonía apropiadas para suscitar el llamado «consenso manipulado», es decir, un consenso de aliados subalternos. En definitiva, una relación de alianza en una sociedad estructurada sobre la explotación de clase no es posible de otra forma (Gramsci 1990). La inevitable consecuencia de lo descrito anteriormente es que el mantenimiento de un sistema hegemónico de poder se perpetúa por el grado de consenso que obtiene de las masas populares a las que domina. En palabras de Gramsci, " es cuestión de vida, no el consenso pasivo e indirecto, sino el activo y directo; la participación, por consiguiente, de los individuos, incluso si esto provoca una apariencia de disgregación y de tumulto " (Gramsci 1981:35). Para este autor, por tanto, la hegemonía exige una constante capacidad para renovar la legitimidad y para construir nuevas esferas de consenso y de productividad cultural. Consecuentemente, sostiene que " una conciencia colectiva, es decir, un organismo vivo, no se forma sino después de que la multiplicidad se ha unificado a través de las fricciones entre los individuos " (Gramsci 1981:42). De esta forma, el conflicto por la hegemonía queda siempre abierto. Lo expresado nos permite afirmar la presencia de la dialéctica en la obra de Gramsci, una dialéctica que recupera a un sujeto (individual o colectivo), que se niega constantemente y en esa negación se despliega su ser otro. Esto supone un sujeto inmerso en una red de relaciones que lo modifican y lo reconstituyen en su proceso de desarrollo. Dialécticamente, por tanto, un proceso social es y al mismo tiempo no es, porque continuamente se niega y se supera. A partir de esta disquisición, la
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Jarpa, C. G. (2015). Función política de la educación en el pensamiento de Antonio Gramsci. Cinta de Moebio, (53), 124–134. https://doi.org/10.4067/s0717-554x2015000200002
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