Diversos agentes pueden ocasionar lesiones en la estructura orgánica más extensa y lábil con que cuenta el cuerpo humano como es la piel ya que no es únicamente el calor el agente destructor sino además otros elementos como el frío, sustancias químicas, descargas eléctricas, y otros, cada uno de los cuales actúa con diferentes mecanismos y tiene particularidades fisiopatológicas que se hace necesario conocerlas para un adecuado manejo terapéutico. El otro aspecto importante es la valoración de la gravedad de la quemadura por sus implicaciones locales y sistémicas ya que la destrucción tisular no solo altera las funciones defensivas y protectoras de la piel, sino que desencadenan un proceso inflamatorio intenso y generalizado cuyo objetivo es revertir el proceso patológico pero que tiene el riesgo de volverse contra el propio organismo llevándolo a la falla multiorgánica de consecuencias no deseables.
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Paredes, I. G., & Toapanta, P. L. (2018). MANEJO DE LAS QUEMADURAS EN NIÑOS. Revista Ecuatoriana de Investigaciones Agropecuarias, (1). https://doi.org/10.31164/ceuta9789978978313