Resumen La Enseñanza para la Comprensión aspira a un aprendizaje reflexivo, dinámico e in-formado. Alienta a los docentes a reflexionar sobre lo que enseñan y sobre las razones por las que lo hacen, y les proporciona el tiempo y la información necesarios para que puedan llevar a cabo sus metas. No se puede pautar una fórmula para la Pedagogía de la Comprensión porque se arruinaría la empresa desde el principio e iría en contra del carácter extrapolador de la actividades de comprensión, pero igualmente podemos señalar algunos ejes: Las actividades de comprensión son muy variadas pero lo importante es que los alumnos puedan demostrar un desempeño flexible sobre los contenidos que están aprendiendo. Dichas actividades pueden asumir operaciones tales como: explicación, ejemplificación, aplicación, justificación, comparación y contraste, contextualización, generalización, etc. Los modelos mentales deben tener amplitud, coherencia, creatividad y accesibilidad. Los modelos mentales permiten realizar actividades de comprensión. Las actividades de comprensión permiten construir modelos mentales. Niveles de conocimiento: contenido, resolución de problemas, nivel epistémico y de investigación. Representaciones que ayudan a comprender. Variedad de medios de información y de sistemas simbólicos. Modelos analógicos, concretos, depurados y construidos. Temas generadores: tópicos que deben tener centralidad, accesibilidad y riqueza. Estas orientaciones surgen de una experiencia de pasantía en docencia en el Gabinete Pedagógico, que ayudó a plasmar en la práctica universitaria los lineamientos centrales de la "Enseñanza para la comprensión".
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Manuale, M., & Medina, K. A. (2005). Enseñanza para la Comprensión: Algunas Orientaciones Didácticas. Aula Universitaria, (7), 18–24. https://doi.org/10.14409/au.v1i7.1012
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