La situación que han enfrentado las comunidades indígenas durante la pandemia, de la que se desconoce aún el registro total de víctimas, además de acelerar el proceso de etnocidio en marcha, hace evidente que los esfuerzos por salvaguardar los saberes ancestrales siguen siendo limitados. También se constata que los reconocimientos, avances jurídicos y acuerdos firmados, que se ilustran, continúan sin cumplirse y alejados de la realidad; defraudando la confianza y acrecentando las tensiones. No obstante, entre los pueblos originarios, dioses, espíritus, sueños, fenómenos meteorológicos, accidentes geográficos, plantas, animales, objetos y demás elementos presentes en el entorno, continúan siendo parte de sistemas de entidades que sobrepasan lo humano. A partir de la experiencia de dos proyectos de revitalización lingüística llevados a cabo en la ciudad de Leticia por el IMANI y el Cabildo de Pueblos Indígenas Unidos de Leticia (CAPIUL) reflexionamos sobre ¿Cómo abrir el debate lingüístico hacia estos elementos “no humanos”? ¿Podemos encontrar sentidos diferentes a lo que desde la academia se ha denominado “revitalización lingüística”? ¿De qué valen los esfuerzos por conservar las lenguas cuando se descuidan las condiciones en las que perviven sus hablantes? ¿Qué reflexiones emergen en medio de una pandemia que acelera su extinción?
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Florez-Salgado, D. E. (2022). “Amanecer la palabra”, políticas lingüísticas para la vida. Mundo Amazónico, 13(1), e88495. https://doi.org/10.15446/ma.v13n1.88495
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