Para empezar esta intervención quiero partir de esta, en apariencia, sencilla pregunta: ¿qué es la vida? En la Antigüedad, los griegos habían designado dos términos para hablar de la vida, estos eran Zoé y Bíos. El primero, sirve para designar un hecho puramente biológico que se comparte con los demás animales, distinto al segundo, correspondiente al terreno político, dotado de sentido, cualificado de manera individual (Agamben, 2010). Con el advenimiento del cristianismo, será concebida como un Don de Dios, en la modernidad como un Derecho, mientras que desde el psicoanálisis puede pensarse como un Acontecimiento subjetivo. Formular la vida como derecho, acontecimiento subjetivo o “bien supremo” (Arendt, 2005, p.338), incide en la forma cómo se asume la pregunta por la existencia e influye en la manera cómo se aborda el suicidio, tema que plantea un cuestionamiento en doble vía: uno por la vida y otro por la muerte. sta es la razón por la que, antes de hablar del suicidio, se inició con la pregunta por la vida, procurando plantear el debate acerca del lugar que tiene la subjetividad del hecho.
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Navarro, J., Baños Orellana, J., Vallejo, M., Ruperthuz Honorato, M., Lasprilla Burbano, J. A., Vargas Espitia, P., … Martínez Sande, P. A. (2017). La vida como bien público Consideraciones sobre la vida, la muerte y el suicidio. In Subjetividad y Cultura : ¿Reflexiones prontas o tardías sobre la investigación en psicoanálisis? (pp. 107–115). Editorial Universidad Santiago de Cali. https://doi.org/10.35985/9789588920511.5
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