La saliva nos ayuda a la digestión de los alimentos, a la protección y cicatrización de la mucosa oral. Está compuesta básicamente de agua, electrolitos y proteínas. En ella podemos encontrar microorganismos propios de la microflora oral, así como algunos componentes de la sangre que llegan por diferentes mecanismos celulares de transporte (1). Tradicionalmente, la saliva (sin estimular su producción) se ha utilizado para el diagnóstico de patologías de la cavidad oral como la caries y la enfermedad periodontal (2). Pero por el hecho de que en saliva se encuentran moléculas plasmáticas, se ha generado una cantidad de investigaciones con miras a comparar la determinación de la misma molécula en sangre y en saliva con la finalidad de que esta última se establezca como muestra analítica estándar. A futuro, habrá que hacer otros estudios para establecer rangos de referencia teniendo en cuenta edad y género. Las pruebas rápidas diagnósticas salivales actualmente disponibles incluyen varias pruebas hormonales, de VIH y alcohol. Cada prueba requiere una pequeña cantidad de saliva y produce resultados rápidos y altamente precisos (3). Entre las investigaciones con miras a estandarizar otras pruebas rápidas, está la medición de IgA salival o IgA secretora (IgA-s) que se utiliza para el diagnóstico de enfermedades infecciosas orales como caries y enfermedad periodontal debido a que se ha demostrado una relación inversamente proporcional entre la producción de IgA-s en niños y adultos jóvenes con la susceptibilidad a estas dos infecciones (4).
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Olier-Castillo, D. (2017). Determinaciones en Saliva: método no invasivo atractivo para diagnóstico. Ciencia y Salud Virtual, 9(1), 1–3. https://doi.org/10.22519/21455333.958
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