A fines de 1899 hizo su aparición la peste bubónica por primera vez en tierra americana. La epidemia se inició en Asunción y Santos, extendiéndose en for-ma brusca, a principios de 1900, a Rosario, Santa Fe, Buenos Aires y Río de Janeiro. El Gobierno, por sugerencia del Consejo Superior de Higiene, envió una comisión médica a la Repúbli-ca Argentina, presidida por don Alejandro Del Río para estudiar su origen, marcha y características. Su versación en los problemas sanitarios y sus condi-ciones de organizador se impusieron a las autorida-des de Rosario. Con incansable actividad y técnica irreprochable, cooperó a las tareas de saneamiento, en las cuales tuvo tan franco éxito, que las autorida-des argentinas no vacilaron en reconocerlo, al ren-dirle un homenaje público de agradecimiento Temeroso de que la epidemia pudiese aparecer en Chile, publicó en 1901 su trabajo "La peste bubónica", considerado entonces como un modelo de cartilla sanitaria. En mayo de 1903, estalló en Iquique una epidemia cuyos caracteres no permitían individualizarla con exactitud. La enfermedad y la alarma cundían, y las autoridades locales se manifestaban incapaces de adoptar medidas que limitaran el mal y llevasen la tranquilidad a los ánimos fuertemente sacudidos por la amenaza. El 29 de ese mes, el Ministerio del Interior designó una comisión presidida por el doctor Del Río e integrada por los doctores Ramón Zegers, Ricardo Dávila Boza y Luis Montero para que "pro-ceda a determinar la naturaleza de la enfermedad aparecida en esa ciudad y se haga cargo de la profilaxia de ella en caso que resultase contagiosa" 4. El diagnóstico se formuló rápidamente: era peste bubónica. La comisión había llegado a Iquique el 1 de junio en la mañana, y al día siguiente había tenido la oportunidad de efectuar la primera autopsia. El 4 de junio, el doctor Zegers, "en un plazo brevísimo y en forma irreprochable" comprobó que se trataba de peste bubónica, lo que se puso de inmediato en conocimiento del Gobierno. Se produjeron 75 casos y el primero se comprobó el 25 de mayo. De los primeros ocho enfermos sólo sobrevivió uno y a los pocos días de acción sanita-ria la enfermedad quedaba yugulada 3. Según recuerda Darío Osses, "esta peste llegó a nuestras costas a bordo del vapor Colombia proce-dente de San Francisco. Se presume que las ratas portadoras del mal subieron en el Callao y desembar-caron en Iquique y Valparaíso" 2. En efecto, la peste bubónica se presentó por primera vez en el Perú en los últimos días de abril de 1903, en el Callao y en Pisco, con una epizootia previa en las ratas encontrándose muchas de ellas enfermas y muertas sobre todo en el Molino Santa Rosa del Callao. Entre el 28 de abril y el 8 de mayo enfermaron diez trabajadores de ese establecimien-to, de los cuales fallecieron seis. Poco después publicaba el doctor Del Río en colaboración con los doctores Zegers, Dávila y Montero, el informe sobre la epidemia de peste bubónica en Iquique en 1903, presentado al supre-mo Gobierno por la comisión encargada de recono-cer la naturaleza de la enfermedad y organizar su profilaxis. A fines de 1903, la peste bubónica había apareci-do en Valparaíso. Se preveía una rápida disemina-ción en vista de las deplorables condiciones higiéni-cas del puerto y se temía fundadamente su propaga-ción a la capital. Una vez más el doctor Del Río fue encargado de preparar un completo plan para defender Santiago de la enfermedad, realizándolo con disposi-ciones tan perfectas que se pudo evitar en esa oca-sión, el estallido de la peste bubónica en la ciudad. La confirmación bacteriológica de la enfermedad en Valparaíso estuvo a cargo del doctor Marmeto Cádiz Calvo quien con motivo del traslado del doctor Alejandro Del Río a Iquique asumió la Cátedra de Higiene como suplente y al renunciar al titular fue nombrado en este carácter el 28 de julio de 1906 y la profeso hasta 1928. "Otras epidemias amagaron nuestro territorio en distintas épocas. Algunas lo hicieron en áreas redu-cidas, como fue el caso de la peste bubónica-anota Darío Osses-que en la Edad Media cobro carácter apocalíptico al exterminar la tercera parte de la pobla-ción europea". Si bien el año crucial de la peste bubónica en Chile fue 1903, con el brote de Iquique, hubo de lamentarse la aparición de nuevos focos en dicha ciudad, así como en Anca en 1907, correspondién-dole una labor destacada e importante al doctor Ricardo Dávila Boza, quien estuvo permanentemen-te preocupado de la producción de nuevos casos que se detectaron en Valparaíso, Viña del Mar y Santiago, entre aquel año y 1916. Incluso, cuando se comprobó la enfermedad por vez primera en Iquique, el doctor Dávila evacuó un Informe sobre ubicación de un lazareto para pestosos en Santiago" 5-10. Así se fue terminando paulatinamente el proble-ma de la peste bubónica en Chile, pasando a ser sólo un recuerdo casi anecdótico en la historia de las enfermedades infecciosas de nuestra patria.
CITATION STYLE
LAVAL R.., E. (2003). La peste bubónica en Chile. Revista Chilena de Infectología, 20. https://doi.org/10.4067/s0716-10182003020200033
Mendeley helps you to discover research relevant for your work.