Después de lo que algunos autores han llamado una "experiencia cercana a la muerte", ocu-rrida a fines de la década de los´60slos´60s (y extendiéndose hasta los´80slos´80s), la psicología de la personalidad ha experimentado un renacimiento sorprendente en las últimas décadas, gene-rando un renovado interés en diversas áreas de la psicología. Uno de los ámbitos que, natu-ralmente, se puede ver beneficiado con la incorporación de modelos de la personalidad más recientes y sofisticados, es el de la psicopatología. En efecto, el abandono de conceptualiza-ciones simplistas sobre la relación entre personalidad y psicopatología (por ejemplo, la "per-sonalidad adictiva") ha permitido el surgimiento de modelos más elaborados que, con la ayuda de nuevas metodologías de investigación, exploran esta relación en toda su compleji-dad (e.g., Widiger, 2011). De este modo, en el área de las conductas adictivas, se ha reportado que rasgos de personalidad específicos predicen el inicio de trastornos por uso de sustancias (e.g., Elkins, King, McGue, & Iacono, 2006) y juego patológico (e.g., Slutske, Moffitt, Poulton, & Caspi, 2012). Sin embargo , el rol de la personalidad no se limita a ser el de un mero predictor estático, ya que la investigación longitudinal en las últimas décadas ha permitido constatar que los rasgos de per-sonalidad cambian a lo largo del curso de vida (e.g., Roberts, Walton, & Viechtbauer, 2006). A partir de esto, la investigación empírica ha establecido que los cambios que ocurren en la personalidad se asocian a modificaciones en el consumo de sustancias (Littlefield, Vergés, Wood, & Sher, 2012) y que algunos rasgos de la personalidad cambian durante el tratamiento por consumo de sustancias (Littlefield et al., 2015). Asimismo, los rasgos de personalidad también han mostrado predecir el fracaso del tratamiento del juego patológico (Ramos-Grille, Gomà-i-Freixanet, Aragay, Valero, & Vallès, 2015). En ese contexto, Oropeza-Tena, Áva-los-Latorre, Herrera-Díaz y Varela-Ramírez (2016), en el primer artículo de esta edición es-pecial, exploran diferencias entre tres grupos que presentan distintas conductas de juego pa-tológico. Sus resultados sugieren que estos grupos se pueden diferenciar justamente en un aspecto de la personalidad, pese a que no se observan diferencias en los niveles de ludopatía ni en distorsiones cognitivas. Otro ámbito de la psicopatología en el que se ha observado un fuerte desarrollo de la inves-tigación en personalidad, es el de los trastornos del ánimo. En este campo de investigación, un constructo que ha cobrado especial relevancia en años recientes, es el de los temperamen-tos afectivos (Akiskal & Akiskal, 2005), que constituyen antecedentes y manifestaciones subsindrómicas de trastornos como la depresión mayor y el trastorno bipolar (Rihmer, Akis-kal, Rihmer, & Akiskal, 2010).
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Vergés, A., & Gómez-Pérez, L. (2016). Personalidad y psicopatología: editorial. Revista de Psicología, 25(1). https://doi.org/10.5354/0719-0581.2016.42721
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