La evaluación de las prácticas educativas sigue, en general, un proceso sistemático que se articula en torno al eje tutor o tutora de la escuela, tutor o tutora de prácticas de la universidad y autoevaluación del alumnado. Las percepciones subjetivas, los vínculos personales que se establecen y la imposibilidad de visualizar de forma continuada cómo el alumnado gestiona su práctica educativa pueden conllevar algunos sesgos en la objetividad deseada en toda evaluación. Estos sesgos afectarían la calidad de nuestras evaluaciones. El presente artículo pretende aportar argumentos al valor que puede tener el Trabajo de Fin de Grado, incluido en el módulo Practicum, como elemento de confirmación de la competencia educativa personal. Al mismo tiempo se aporta una propuesta de modelo de evaluación de dicho trabajo, basado en la organización de las tareas que tiene que desarrollar el alumnado, los tutores y tutoras universitarios y, en este caso, los expertos y expertas constituidos como Tribunal. El referente de nuestra evaluación viene determinado por las competencias descritas en la normativa propia de la Facultad de Educación de la Universitat Internacional de Catalunya, reformuladas como resultados de aprendizaje. En conclusión se pretende adecuar la observación y evaluación de los comportamientos durante las prácticas a unos indicadores o ítems, lo más específicos posible y contextualizados a las distintas realidades educativas. Y por lo que respecta al Trabajo de Fin de Grado se pretende utilizar el mismo sistema, pero centrándonos más en los aspectos profesionalizadores, de espíritu emprendedor, creatividad y toma de decisiones.
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Fuertes Camacho, M. T., & Balaguer Fàbregas, M. C. (2012). El TFG como elemento de mejora de la calidad en la evaluación del módulo prácticum: propuesta de la Universitat Internacional de Catalunya (UIC). REDU. Revista de Docencia Universitaria, 10(2), 329. https://doi.org/10.4995/redu.2012.6111
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