El dolor neuropático tiene una prevalencia entre el 4 y el 8 % de la población, según diversos estudios. Clí-nicamente la intensidad del dolor es 2 puntos superior al dolor nociceptivo, con mayor repercusión sobre la calidad de vida, la ansiedad, el sueño y la depresión (1). Hasta un 37 % de los procesos de lumbalgia crónica se asocian a radiculopatía, la causa más frecuente de dolor neuropático (2), siendo la causa más frecuente de dolor neuropático en las unidades de dolor en España (3). La etiopatogenia varía según los diferentes proce-sos, pero existen fenómenos comunes muy específi-cos, como la neoexpresión de canales del Na+ Nav1.3, fenómenos de activación simpática, plasticidad neu-ronal medular, pérdida de mecanismos inhibitorios, y otros como la activación de la microglía, favoreciendo mecanismos inmunes de sensibilización central (4). Todo ello hace que los tratamientos hasta la actualidad tengan una eficacia limitada, a pesar de actuar sobre neurotransmisores o receptores de la trasmisión noci-ceptiva, siendo muy pocos los fármacos con indicación específica (5,6), y esto contribuye a que los costes sociosanitarios sean elevados (7). Los mecanismos inmunes cada vez están teniendo más protagonismo en la fisiopatología del dolor neuro-pático, y diversas citoquinas y quimioquinas parecen jugar un papel importante a nivel del sistema nervioso periférico y central por su efecto pronociceptivo (8). Sabemos que en el ganglio de la raíz dorsal, donde se encuentra en núcleo celular, tiene lugar una gran ac-tividad metabólica que rige la nocicepción. Se ha iden-tificado en el GDR la producción múltiples citoquinas (TNF-α, IL-1 β, IL3, IL5, IL6, Il-8, IL17) y quimioquinas (CXCL1, 2, 3, 4, 5, 6) y sus respectivos receptores (9). También conocemos los mecanismos de trans-ducción intracelular cuando estos medidores inmuno-lógicos se unen a sus receptores, activando diversas vías de señalización como JAK/STAT, MAK quinasas o NF-Kβ, que activan en el núcleo la síntesis proteica. Esto se suele traducir en el aumento de la expresión de receptores para estas mismas citocinas y de noci-ceptores (como TRPV1,4) y canales iónicos del Na+, K+ y Ca++ (10). Los fenómenos de cronificación se asocian con la activación de la microglía en la médula espinal (11). El cómo modular esta respuesta nociceptiva inmuno-mediada, tanto en el dolor neuropático como también en el inflamatorio, es una de las líneas de investigación actual. Zajaczkowska y cols. acaban de publicar un trabajo con repercusión translacional, por su aplicabilidad clí-nica, donde estudian los efectos del metamizol en un modelo clásico de dolor neuropático por ligadura del ciático (12). Los resultados evidencian que la adminis-tración repetida intraperitoneal de metamizol disminu-ye el desarrollo de síntomas de dolor neuropático en ratas. Simultáneamente, el metamizol disminuye la ex-presión de interleucinas pronociceptivas (IL-1beta, IL-6 e IL-18) y quimiocinas (CCL2, CCL4 y CCL7) en el GDR medido 7 días después de la lesión del nervio ciático. Estos datos indican que el metamizol ejerce efectos an-tinociceptivos sobre el dolor neuropático inducido por la lesión nerviosa a nivel de GRD. Este medicamento, comercializado desde 1922, se suele usar para ali-viar el dolor somático y visceral pero no para tratar el dolor neuropático. A pesar de todo, sus mecanismos de acción analgésica no son bien conocidos, pero no parece tener un especial papel en la inhibición de las prostaglandinas, y en los últimos años algunos autores han dilucidado la importancia del bloqueo de los recep-tores TRPA1 en su mecanismo de acción (13). Hasta nuestro conocimiento, solo existe publicado un estudio clínico en lumbalgia/radiculopatía que comparaba la eficacia de metamizol versus diclofenaco y placebo, con superioridad para el metamizol en analgesia y fun-cionalidad; a pesar de ello es un ensayo clínico en el que las dosis son vía i.m., una sola vez al día y con una duración de 48 horas (14). Otro fármaco como la dexmedetomidina también ha mostrado recientemente, en un modelo similar de constricción del ciático, la capacidad de bloquear el eje Correspondencia: Concepción Pérez Hernández
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Pérez Hernández, C. (2020). Metamizol como inmunomodulador en el dolor neuropático. Revista de La Sociedad Española Del Dolor. https://doi.org/10.20986/resed.2020.3838/2020
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