Bajo una lluvia empecinada, una tarde de otoño de 1968, el afamado crítico literario Augusto Ponge anunció que iba a dedicar el resto de su vida a la elaboración de una obra que recorriera la historia de la humanidad y el sentido de su existencia; el infinito, el cuerpo y la memoria iban a ser los pilares de este ejercicio de escritura que, según sus propias palabras, «se convertiría en su legado para la posteridad». Muchos de los asistentes a la conferencia de prensa quedaron pasmados, y algunos, incluso, no durmieron esa noche después de la asombrosa noticia. Los admiradores de la obra crítica de Ponge le enviaron cartas de aliento, donde en unas pocas líneas expresaron su admiración y aprecio por un intelectual que «había contribuido al engrandecimiento de las humanidades en su patria». También llegaron a su departamento arreglos florales, electrodomésticos, innumerables libros y obsequios varios, ante lo cual Ponge no hizo sino ruborizarse. Pocos días después publicó una nota de prensa donde pedía encarecidamente a sus admiradores que dejaran de enviarle cualquier tipo de objeto, ya que, literalmente, no entraba una pluma más en su hogar.
CITATION STYLE
Solís Gómez, L. J. (2022). Obra maestra. World Literature & Linguistics, 1(2), 40–43. https://doi.org/10.58720/wll.v1i2.36
Mendeley helps you to discover research relevant for your work.